ESPANYOL

Primer ‘electroshock’ fallido

El estreno de Luis García no provocó la reacción emocional esperada. Los blanquiazules seguirán en descenso. Intentaron otra propuesta pero mostraron las mismas deficiencias y fragilidad.

Alex CaparrosGetty

Distinto camino, mismo final. Diego Martínez se despidió del Espanyol en Montilivi con un 2-1 ante el Girona y con solo un tiro a puerta de Braithwaite, mientras que Luis García ha debutado con un 1-2 ante el Athletic y con dos tiros a meta en la jugada del gol (tres, eso sí, en vivo y en directo, otra genialidad del danés, aunque anulada por el árbitro después de revisar el VAR; de eso ya hablaremos). Da igual que el equipo perico juegue directo o intente construir desde atrás, el resultado de buenas a primeras fue el mismo (”no sabíamos cómo jugarían pero al final sabíamos más o menos los jugadores”, dijo Valverde), así como las sensaciones: de una impotencia inicial a un desorden imperante en una segunda mitad en la que los rojiblancos pudieron aumentar la diferencia con ataques rápidos, principalmente por los costados, mientras que la épica le pudo servir al Espanyol para arañar un punto. El primer ‘electroshock’ fue fallido y queda uno menos. Demasiado poco tiempo de entrenamiento para que el efecto Luis García, que tiene que ver más con lo futbolístico que con lo emocional, se pueda valorar.

LaLiga Santander 2022/2023

ClasificaciónPTSPGPEPP
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*Datos actualizados a fecha 8 de abril de 2023

La salida de balón. Cada maestrillo tiene su librillo y Luis García no tardó demasiado en dejar su sello en el Espanyol. A diferencia del pasado, el equipo perico, sin Vinicius y con Gragera, intentó sacar el balón jugado, con un cuadrado formado por los centrales, el propio asturiano y Edu Expósito, que regresaba al equipo titular desde curiosamente el partido de Copa ante el Athletic del 18 de enero. Pero más que darle vuelo al Espanyol le restó altura en su afán por llegar con más claridad a la meta de Unai Simón. César Montes y Cabrera, con la confianza baja por las últimas derrotas, no destacan por encontrar jugadores liberados entre líneas y por saber interpretar las acciones tácticas ofensivas, por lo que el equipo perico se atascó ante los silbidos de una hinchada de principos autodefensivos: el balón, cuanto más lejos de la portería, mejor.

Actuación arbitral desigual. No tiene paciencia la hinchada, que ve a su equipo caer jornada tras jornadas a un final infernal cada vez más patente. También hay otros principios en un RCDE Stadium que rozó los 25.000 espectadores un Sábado Santo, y es la disconformidad con el árbitro. En este caso con razón, porque Martínez Munuera no estuvo demasiado acertado al no mostrarle la segunda amarilla a Dani García por una falta que lo merecía a Braithwaite, mientras que después le anuló un golazo al danés por una mano previa de Joselu, cuando Vivian lo tenía agarrado. Tan incuestionable fue la mano (no intencionada) como que el defensor vasco propició esa jugada con su acción. Sea como fuere, y sin hallar excusas cuando la producción de los locales fue escasa, no le ayuda nada a un Espanyol desgraciado en cada acción e incluso anémico en lugar de hambriento, como si el paso de los minutos fueran piedras que se van acumulando en la mochila y que generan desazón. Ni los detalles acompañan al Espanyol.

Tristeza del Espanyol.Rodolfo MolinaDiarioAS

Los verdugos pericos. Antes de ese 1-1 ficticio, llegó el 0-1 de Williams. Una jugada de manual en la que el Espanyol fue a presionar sin igualar, a Cabrera lo sacaron de zona y Montes se hundió, mientras que Dani García habilitó de primeras a Iñaki Williams, más rápido e inteligente que Óscar Gil, quien perdió tres metros que fueron determinantes para que el internacional ghanés fusilara a Pacheco. Su hermano Nico, que tuvo que cerrar las redes sociales después de los insultos recibidos tras la eliminación ante Osasuna (ya las reabrió), se redimió con el 0-2 en la segunda mitad, un tanto que por la estética recordó al de Gabri Veiga ante el Celta. Pacheco sigue en la media de dos tantos por encuentro, mientras que el sistema defensivo presentó unas fisuras que no se sueldan jornada tras jornada. El Espanyol sigue descosiéndose.

A la intemperie. En casa del pobre poco dura la alegría, así que los cánticos de “Luis, Luis” recordaron a la gente que cualquier tiempo pasado fue mejor, especialmente cuando, transcurrido el encuentro, algunos jugadores esperaban en mediocampo cabizbajos antes la indiferencia de una afición que en su mayoría ya había abandonado el RCDE Stadium. El Espanyol está en manos de una idea, la de Luis García, que necesita un tiempo del que el equipo no dispone y también de un ‘electroshock’. Le esperan batallas apasionantes y definitivas ante Getafe, Cádiz, Sevilla, Valencia o Almería. De golpe, la realidad del equipo ha evaporado el efecto Luis. El Espanyol está en la intemperie y fuera hace frío. Cada vez más. El futuro depende del abrigo de Luis.

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