Preocupa Tchouameni

No por llover sobre mojado es menos relevante. Dentro del apurado triunfo del Real Madrid en Vigo, Ancelotti logró reflotar un partido en el otra vez más Aurélien Tchouameni no encontró puerta de madera a la que agarrarse. El 14 cumplía en Balaídos su partido número 100 con la camiseta madridista y volvió a ser un mar de dudas. Y que tácticamente es... espeso. Ancelotti le reservó un papel muy especial contra este Celta de Giráldez en forma de ‘híbrido’ entre mediocentro y central en función de si el Madrid estaba en fase ofensiva o defensiva y el experimento no pudo ser menos satisfactorio. El primer desbarajuste sobrevino en el minuto 7 y sólo la interminable bota izquierda de Courtois evitó el costalazo blanco en el mano a mano contra Swedberg. Un aviso elocuente.

El propio Carletto admitió que no se había ensayado con el francés en esa misión y que el tiro había salido por la culata. “Él [por Tchouameni] ha jugado, cuando teníamos el balón, entre los dos centrales. Ahí tuvimos un problema de equilibrio en la primera parte porque, si con balón eran tres, sin él tenía que adelantarse... y cometíamos errores. Yo no lo expliqué bien...”. Errores como ese por el que se coló Swedberg y casi cuesta un disgusto. El italiano realizó ajustes en el paso por el vestuario al descanso. Pero la situación, lejos de corregirse, sólo abrió otra vía de agua en otras partes. Tchouameni volvió a mostrarse transparente en la franja media en la que, en teoría, debería imponer un régimen del terror para el equipo rival. Por necesidad ante el estilo vertical del equipo y por puro físico. Pero apenas robó cuatro balones en Vigo (los mismos que Camavinga y dos menos que Valverde, jugando media hora más que ellos) y el mapa de calor demuestra que pululó por diferentes sitios, pero no se le vio apenas por el carril central, el que debe tapiar. Significativo.

Aunque los nubarrones no se dispersen sobre la coronilla de su pupilo, Ancelotti parece renuente a recetar algo de banquillo a su pupilo. Es más, el veteranísimo técnico aprovecha siempre que puede para recalcar “lo fundamental” que es Tchouameni para su entramado defensivo. La duda es qué porcentaje de ello recae sobre las anchas espaldas del galo y cuánto es achacable a este Courtois de nuevo en forma magistral, con un 75,2 por ciento de acierto en paradas y noches donde salvó de manera notoria al equipo, con Vigo como último ejemplo y el 3-1 al Stuttgart como epítome más claro.

La preocupación con Tchou en el club existe aunque no se alcance el nivel de activar alarmas. El parapeto que le ofrece su entrenador le sigue comprando crédito, y tampoco lo pierde en Francia, donde Deschamps comparte visión con Ancelotti. Allí también es inamovible. Y subiendo. En este parón recién finalizado fue incluso el capitán de Les Bleus durante la polémica ausencia de Mbappé por descanso. Por más grietas que se le puedan ver y esa escasa flexibilidad táctica, por ahora Tchouameni no peligra. Ni aunque Modric ofrezca la alternativa de abrazar un mejor pie.

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