Pezzolano no enreda con el estilo

Apenas unos días después de conseguir el ascenso a Primera División, Paulo Pezzolano fue tajante en la entrevista que concedió a Diario AS: “Me gustaría haber jugado más lindo, pero no estaríamos en Primera”. El entrenador, que en anteriores experiencias en otros clubes había sido un firme defensor (y desarrollador) del juego de posición, reconoció su renuncia a algunos de los principios que le habían llevado al éxito en esos equipos a cambio de edificar unos cimientos que requerían de una pasta distinta, aunque esto no significara el olvido de su estilo preferente.

Conseguido el ascenso a Primera División, las exigencias del guion hacen esperar una adaptabilidad semejante, a tenor de sus palabras. “Lo más importante es lograr el objetivo, y no lo lindo o lo feo”, reconocía hace más de un mes, dejando claro que querría, no obstante, dar ese paso adelante en lo propositivo. “A todos nos gustaría no solo ser mejor que el rival, sino también que el juego estéticamente sea lindo, que se vea un equipo que propone y con buen manejo de balón”, evidenció este martes al ser preguntado si cree que, elevada la exigencia, será posible hacerlo.

“Vamos a buscarlo y tenemos que conseguirlo”, dijo Pezzolano casi a modo de promesa, aunque reiterando una cuestión a la que hay había hecho ilusión, y es que “como entrenador no te podés poner egoísta y hacer algo que capaz no lo tenés como característica”. Así, depende, en parte, de los perfiles que puedan llegar en este mercado, algo a lo que no hizo referencia, pero que se deduce de la continuidad, por lo menos a estas alturas del verano, de la columna vertebral que jugaba a otra cosa. “Cada equipo es diferente en cuanto al modelo y tiene sus propias características, a las que tenés que sacar lo mejor para ganar”, seguía el charrúa con su reflexión, que meses atrás esbozó trazos del estilo que le acabó llevando al ascenso.

Frente a la incomprensión que generó en parte del entorno sobre su definición del modelo como “híbrido”, el Real Valladolid acopló piezas de un marcado carácter defensivo, incluso en zonas aparentemente de construcción, con la capacidad de repetir esfuerzos de otros, caso de Meseguer o los extremos, que, después de los refuerzos realizados en el mercado invernal, se convirtieron en una zona provechosa. Con todo eso, los blanquivioletas encajaron poco y fueron uno de los equipos con mayor posesión de balón de la categoría, y mezclaron un ritmo a veces anodino en las primeras fases con la verticalidad que buscaba en el tercio decisivo del campo.

Objetivo por delante del estilo

Si la pasada campaña el fin justificó los medios, en la que viene queda fuera de toda duda que el objetivo primordial es mantener la categoría. Y para ello, como diría ‘El Cholo’ Simeone, el esfuerzo no se va a negociar. “No se va a negociar la intensidad y la ambición que tenemos por lograr el objetivo”, condensó Pezzolano. Lo que, de nuevo, si significa una renuncia, tendrá una justificación. “Ojalá nosotros sigamos dando alegrías [a la afición] con resultados, sobre todo, y con un mejor juego”, aseveró en su primera comparecencia del curso, sin apartarse de aquel mensaje.

En esta línea, y en el eterno debate entre jugar bonito y jugar bien, vino a establecer una distancia que delimitó Bruno Mazziotti, gerente global del fútbol del Real Valladolid, en Diario AS. “En esa dicotomía, yo prefiero jugar bien si eso garantiza que nos quedemos en Primera División, aunque, si además podemos jugar bonito, me quedo con las dos cosas”, confesaba el dirigente, que confirmaba que ese es el deseo del entrenador y defendía su capacidad para conseguir la mejora deseada de lo estético, una en pos de la cual el trabajo en Los Anexos continúa.

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