Pablo Redondo: “En Valencia lo vimos muy negro... ahora toca disfrutar”

Pablo Redondo (Valencia, 1982), es un exfutbolista criado en la cantera del Valencia que pasó por diferentes equipos como el Albacete, Getafe o Hércules, entre otros. Jugó casi cien partidos en Primera dejando buenos recuerdos en el Carlos Belmonte y el Coliseum.

Colgó las botas hace unos años, pero no se ha desvinculado del fútbol. Su última experiencia fue hace unos meses en el banquillo de Cartagena como técnico asistente de Jandro. Anteriormente, ha dirigido varias escuelas de fútbol base y ha sido entrenador en la cantera del Villarreal.

Era un extremo habilidoso que jugaba por la derecha y generaba mucho peligro en el área rival. Su próximo proyecto empieza en breve y será el de gestor y director del Sport Catarroja CF. Redondo atiende AS en la semana previa del Valencia – Getafe que puede suponer el asalto del conjunto de Mestalla a las plazas que dan acceso a jugar competición europea la próxima temporada.

- ¿Cómo le trata la vida?

-Muy bien. Disfrutando de mi familia y con ganas de empezar nuevos proyectos.

- ¿Y cómo se presenta su futuro?

-Tengo varios proyectos en cabeza, pero lo más inmediato es encargarme de la dirección y la gestión del Sport Catarroja. Me hace mucha ilusión para seguir creciendo y marcar la línea que yo quiero como escuela. Me hace mucha ilusión. A mí me gusta entrenar y el césped, pero llevo años entregado al fútbol base y quería algo así.

-Va a dirigir una escuela en una de las localidades más afectadas por la tragedia de la DANA. ¿Cómo puede ayudar?

-Llevo tiempo hablando con la presidenta. Todos sabemos las dificultades que ha habido y esta semana se ha vuelto a inaugurar el campo. Queremos echar una mano para que los niños vuelvan a retomar la ilusión y vuelvan a la normalidad después de lo que han vivido. Quiero que el fútbol se la vía de escape para un niño sea feliz y que los papás vean felices a sus hijos.

- ¿Qué es más sencillo, un vestuario de niños o de adultos?

-De niños. Es totalmente diferente. Los niños no tienen esa maldad que tienen los mayores. Los profesionales están jugando con su sueldo y la exigencia es tu trabajo. Con los niños es fácil porque es a nivel educativo y formativo, pero necesitas rodearte de gente que vaya en esa línea de formar y educar en valores. Por desgracia, en el fútbol actual están normalizadas ciertas actitudes que a mi me chirrían.

- ¿Cómo ve al Valencia de Corberán?

-Hemos sufrido mucho y lo hemos visto muy negro. Lo de ahora no es un milagro, pero casi. Esto es fútbol y depende de que la pelota entre. Hay veces que cambias la forma de trabajar, hay caras nuevas y cuando salen las cosas, ganas confianza que es lo que te hace cambiar. No es cuestión de comparar a un entrenador con otro porque Baraja la temporada estuvo a punto de entrar en Europa y no se consiguió. Ahora toca disfrutar porque es un momento bueno.

- ¿A quién destaca en el equipo?

-Suena a tópico, pero destaco al grupo. Creo que es un grupo joven donde no destaca nadie por encima de otro. No puede decir que hay un crack como teníamos en mi época donde había varios. Es un grupo de chavales que está creciendo y que están disfrutando de la oportunidad de jugar en Primera División con el Valencia.

-Usted fue canterano, pero no tuvo muchas oportunidades en el primer equipo. ¿Le da rabia?

-Ahora se dan más oportunidades a los jóvenes debido a las dificultades económicas que tiene el Valencia. No lo miro con rabia. Me hace ilusión que sea así y que los jóvenes puedan demostrar que están preparados y tengan esa oportunidad. Me llena de orgullo que el trabajo de cantera sea bueno y que sigan saliendo jugadores porque te identificas con ellos. Yo disfruté de mi época. Era otro fútbol y estoy satisfecho con lo pude vivir. Ahora les toca a otros.

-Debutó en Primera con el Albacete…

-Estaré toda la vida agradecido al Albacete porque es el equipo que me dio la oportunidad de dar el salto a Primera División. Estaba César Ferrando que ya me conocía del filial del Valencia y me costó entrar en el once inicial. En la segunda vuelta tuve más continuidad y eso me dio la posibilidad de poder hacer carrera en Primera. El recuerdo va a ser para siempre, el trato de la gente fue espectacular y, como dicen ‘a Albacete llegas llorando y te vas llorando’. Es un club muy familiar. Ojalá lo volvamos a ver en Primera algún día.

-Jugando en Albacete, le marcó un gol al Real Madrid de los galácticos, ¿lo recuerda?

-Todavía hay algún primo que me lo recuerda. Son vivencias que quedan para uno. Hacía lo que me gustaba y poder jugar ese tipo de partidos era increíble. De vez en cuando veo los goles y se los enseño a mi hijo. Jugar contra todos esos futbolistas que lo han ganado todo es increíble. No eres consciente cuando lo vives, pero ahora lo miras con nostalgia.

-Ha hablado de su hijo. ¿Le gustaría que fuera futbolista?

-Es un loco de fútbol y me encanta. Me dice que le ponga videos de cuando jugaba y solo quiere que juegue con el al fútbol. Si al le gusta jugar, yo encantado. No soy un padre obsesivo. Si a él le gusta y tiene una progresión y puede dedicar su futuro a ello, fenomenal. Ya no solo en fútbol sino en cualquier otra cosa. Vivir de lo que le gusta es lo más feliz del mundo.

-Luego jugó en el ‘EuroGetafe’. ¿Fue su mejor época?

-Podríamos decir que sí. En Albacete estuve muy bien en Primera, pero el segundo año descendimos. El Getafe acababa de subir a Primera y estuve tres años. Jugamos dos finales de Copa y disfruté de cómo el equipo se clasificaba por primera vez para jugar la UEFA. A nivel de experiencias fue lo mejor que pude vivir.

Schuster era muy alemán, lo de Laudrup era otra historia”

Pablo Redondo

-Tuvo de entrenador a Laudrup y Schuster…

-Schuster no había perdido la calidad, pero lo de Laudrup era otra cosa. En pretemporada entrenaba con nosotros y en autobús comentábamos que éramos el único equipo que se la pasaba al entrenador. En broma decíamos que podríamos ficharlo para jugar. Tenía la clase y el fútbol. Eran jugadores que habían sido estrellas mundiales y tenerlos como entrenadores te hacía crecer como futbolista.

- ¿Le exigía mucho Schuster?

-Él era muy alemán. Tenía que apretar cuando tocaba, pero dejaba hacer. Era muy cercano con el jugador.

-El Getafe jugó la final de Copa de 2008 contra el Valencia, pero usted estaba lesionado y no pudo jugar. ¿Qué sintió?

-Fueron sentimientos encontrados. Estaba jugando contra el equipo de tu vida. He ido a finales como aficionado y sigo siendo del Valencia. Tenía claro que quería que ganase el Getafe porque son las vivencias y los éxitos que te llevas, pero es complicado. Todas las entradas que conseguí para la familia y los amigos vinieron a animar al Valencia.

- ¿Dónde vio la final?

-Los jugadores que no estábamos convocados vimos el partido en la grada con el resto de los aficionados. Algún compañero se acordará que cuando marcó el Getafe y lo celebramos, algún aficionado del Valencia se giró hacia nosotros para recriminarnos. Era otra época con otra organización. En el año anterior, en la final contra el Sevilla, sí que estábamos más organizados.

- ¿Ha cambiado mucho el fútbol desde su época?

-Sí, igual que ha cambiado la sociedad. Ahora hay muchas escuelas, muchos equipos, los niños no juegan tanto en la calle…Antes era todo más natural, más talento. Hoy en día hay más preparación y el físico es más importante. El fútbol es mucho más rápido, más táctico, hay menos espacios y tienes que cuidar cada detalle. Ahora se cuida mucho la alimentación. En mi época desayunábamos un pincho de tortilla y no pasaba nada. Ahora los nutricionistas lo tienen todo medido y ha avanzado como la sociedad. Yo disfruté mucho en mi época, pero ahora para seguir disfrutando tienes que hacer esas cosas.

- ¿Quiénes eran sus ídolos cuando jugaba?

-Aimar y Valerón siempre me parecieron espectaculares. Los jóvenes no saben quién es Valerón, pero era ‘top’. He tenido muchos compañeros con calidad, pero Guiza me parecía espectacular. Además, me lo pasaba muy bien con él porque siempre estábamos bromeando. Casquero nos decía que estaba en un equipo de humoristas.

-Colgó las botas y se hizo entrenador. Su primera experiencia fue en le Villarreal. ¿Qué tal le fue?

-Antes de llegar al Villarreal estuve dirigiendo varias escuelas de fútbol. Me gusta mucho y creo que hay mucho por hacer a nivel educativo y social a través del fútbol. Estuve dos años en el Villarreal que me dio la oportunidad de vivir lo que es una escuela de élite desde dentro. No se puede comparar con otra escuela a nivel de medios y de exigencia porque la función es formar gente para el primer equipo. Fue una experiencia muy buena y estoy muy agradecido por la oportunidad. Compartir momentos y ayudar a los niños que están en la residencia lejos de sus padres, me sirvió para mucho.

- ¿Hay algún futbolista jugando en Primera de los que usted entrenó?

El año pasado trabajé con extremos del Villarreal C y Pau Cabanes acabó debutando en Segunda con el Villarreal B y esta temporada ha debutado en Primera con el Alavés. Pau ha pegado un salto tremendo en un año. De jugar en tercera a jugar en la élite. Los futbolistas no saben cuando llegará su momento. Nuestra función es prepararlos para cuando llegue esa oportunidad sean capaces de responder.

-Su último trabajo fue de asistente de Jandro en el banquillo de Cartagena

-Llegamos en la jornada 7 tras la destitución de Abelardo. Estuvimos hasta enero y nos cesaron. El que quiere dedicarse a esto tiene que estar preparado para este tipo de cosas. A Corberán le ha ido bien porque ha cambiado la dinámica. Nosotros competíamos, pero no conseguimos los resultados esperados. El club toma decisiones por lo que creen que es mejor y pueden salirse mejor o peor. Como experiencia me sirvió porque es a lo que yo estoy acostumbrado. Trabajar en el fútbol profesional es trabajar con gente que sabe lo que hace en el día a día. Muy buena experiencia, pero se acabó muy pronto.

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