Oriol Romeu enamora al Girona

Lo que un día es alegría en el fútbol, al otro puede convertirse en tristeza. Y el Valladolid lo pudo constatar. Si el pasado lunes, ante el Almería, sumó tres puntos con un tanto en el añadido, este viernes le tocó vivir la otra cara con Oriol Romeu de verdugo. El mediocentro, en su segundo partido como rojiblanco, ya tiene en el bolsillo a la afición. Su entrega tuvo premio y, en el 88′, hizo el 2-1 que catapultó a su equipo. El éxtasis se apoderó de Montilivi y es que el conjunto de Míchel sabe sufrir y ganar. Segundo triunfo del curso, los dos de local.

Fue un duelo tan trepidante como accidentado, con cuatro lesionados (tres de ellos antes de los primeros 30 minutos): David López, por el Girona, en el calentamiento, y Sergi Guardiola (6′), Luis Pérez (28′) y Kike (76′), en el Valladolid. El primero en avisar fue el bloque de Pacheta, a través de Roque Mesa, pero el primer mordisco lo dieron los rojiblancos. Los focos y los aplausos fueron para Reinier, por el gol, y bien hizo en compartirlos con un Aleix García que se inventó una acción espectacular, repleta de temple y calidad. El medio fue ganando metros hasta colarse dentro del área y ahí le regaló el 1-0 a un Reinier que supo atacar el hueco, estar en el sitio idóneo y se estrenó como goleador con la camiseta del Girona. Hizo historia, además, porque es el goleador rojiblanco más joven en Primera. El tanto le sentó de maravilla al brasileño, era todo confianza, y en el 24′ intentó una chilena que no logró conectar bien. Con las pulsaciones altas, Anuar se jugó la segunda amarilla en el 30′ por una entrada a Santi Bueno, pero el colegiado optó por la psicología y pedirle calma y cabeza. El Valladolid, entonces, se sintió un tanto con fuerzas y fue creciendo en el duelo. Hasta que logró el empate gracias a un golazo, desde fuera del área, de Monchu. Por su pasado en el Girona pidió perdón en la celebración y, con 1-1, fue un volver a empezar para ambos conjuntos.

Ya en la segunda mitad, en el 53′, Gonzalo Plata pidió un penalti de Juanpe. Pero el colegiado no dudó: nada. Y el VAR lo corroboró. El Valladolid, mejor que el Girona, marcó el ritmo y Monchu estuvo a punto de festejar un doblete, pero la zaga rojiblanca lo impidió. Míchel, viéndose inferior al rival, cambió el sistema, pasó al 4-2-3-1, y logró darle la vuelta al partido. Tanto que tras varios avisos de Castellanos, llegó el 2-1 de Oriol Romeu. Los pucelanos jugaron con fuego y se quemaron.