Omar: “Manolo es el entrenador que se merece el Espanyol”

Poco podía imaginar Omar El Hilali (L’Hospitalet, 12-09-2003) hace seis meses, con el ascenso del Espanyol, que sería indiscutible en Primera: titular en todos los partidos, 17, en que ha estado disponible. Él mismo lo confiesa. Pero es una recompensa. La que no de momento no está obteniendo el equipo.

Curiosamente, AS conversa el día de Navidad con un futbolista que no la celebra, por sus creencias, de las que habla detalladamente en prácticas como el ramadán, así como de su familia, el racismo, Palestina o su futuro como profesor de infantil.

Estaba todo el mundo avisado, sí, que esta temporada iba a tocar sufrir. ¿Pero cómo se vive a la hora de la verdad en esa incertidumbre constante?

Aceptándolo, porque es nuestra realidad. Nos va a tocar estar juntos todo el año porque o lo sacamos nosotros adelante o nadie nos va a ayudar. Intentaremos aprovechar al máximo los momentos buenos y desterrar los malos, no queda otra.

Hasta el 11 de enero, a causa de la eliminación copera, no vuelve a jugar el Espanyol. ¿Hasta qué punto es bueno por la desconexión o malo por la tensión competitiva?

Nos irá bien para limpiar la cabeza, para volver con las ideas mucho más claras. Seguramente también nos hubiera ido bien jugar la Copa para regresar más rodados a la Liga, pero pasó lo que pasó.

¿Por qué un chaval de 13 años que jugaba en el Santa Eulalia le dice no al Barça y prefiere irse al Espanyol?

Tuve la oportunidad de escoger entre Barça y Espanyol, y me decanté por el Espanyol porque sentía que tenía que ser así, y mi familia también creía que era lo mejor para mí, era el proyecto deportivo que yo quería. Y creo que he acertado al máximo, porque ahora estoy viviendo un sueño.

Ya en juveniles, ¿cómo desoye la tentación de todo un Manchester United?

Me quiso, igual que volvió a intentar ficharme el Barça, pero yo tenía muy claro que quería seguir en el Espanyol. A veces el dinero te puede hacer llegar a dudar, pero no fue mi caso, porque sabía lo que quería. Preferí guiarme por el corazón, sentí que debía seguir aquí.

Y siguió, junto a Joan García y Jofre, entre otros. ¿Siente que esta temporada en Primera se está pagando cierta juventud e inexperiencia en momentos límite?

La plantilla ideal para mí es la de jugadores jóvenes, a poder ser de la casa, y veteranos que den esa experiencia. El equilibrio lo tenemos, creo que nuestra plantilla está compensada entre jugadores con muchos partidos en Primera y los que estamos empezando en el mundo profesional.

Si le hubieran dicho en junio, tras el ascenso, que sería titular indiscutible con el Espanyol en Primera, ¿se lo habría creído?

No. No me entraba en la cabeza jugar todos los partidos, pero creo que es el trabajo de mucho tiempo el que ahora me está comportando esa continuidad. Y, por supuesto, la confianza del cuerpo técnico está siendo vital para rendir al máximo.

La pone en bandeja: ¿entendería que el Espanyol destituyera a Manolo González?

Sinceramente, lo vería injusto. Es un entrenador que viene desde abajo, al que le ha costado llegar aquí y que, cuando tuvo la oportunidad, cogió al equipo en un objetivo dificilísimo como era subir a Primera, y lo logró. Es el líder de este proyecto. Merece estar en el Espanyol más que nadie, ojalá se quede este año y muchos más porque creo que es el entrenador que se merece el Espanyol.

¿Qué referentes tenía de pequeño?

Como todos los niños, me fijaba en jugadores como Cristiano, porque me parecía un extraterrestre. Pero no tenía grandes ídolos. En realidad, mi referencia e inspiración ni era Cristiano ni estaba en el fútbol, es mi padre, por todo lo que ha hecho por la familia y lo que significa para nosotros.

Él fue el primero de la familia en emigrar de Marruecos a España, ¿no?

Sí. Vino a España a buscar un futuro mejor, como es obvio. Tuvo que vivir solo, trabajó en el campo, estuvo un tiempo en Tortosa, en Castellón, lo pasó mal y ahorró lo justo para poderse traer a mi madre y a mis tres hermanos mayores. Ellos tres empezaron a trabajar aquí y se arregló un poco la situación. Luego nacimos los tres hermanos pequeños y mi padre siguió trabajando en la construcción.

¿A qué se dedica él ahora?

Hace un par de años tomé la decisión de que merecía descansar, que dejara de trabajar, porque creo que ya ha hecho bastante por la familia.

Y sigue viviendo con sus padres en Santa Eulalia, ¿verdad?

Sí. A la gente le sorprende, como si no fuera normal, pero es que tengo 21 años, como aquel que dice soy un crío. Algún día me independizaré, pero no estoy pensando en eso ahora porque estoy muy bien con mis padres y con mis hermanos pequeños. Antepongo mi familia a mí, eso es lo que me hace feliz.

¿Hace mucha vida de barrio?

¡Y tanto! Me gusta estar siempre por allí, ir a ver a mis hermanos jugar un partido, a mis sobrinos hacer algo en el cole, ir a la misma cafetería de toda la vida… Mi esencia es el barrio y mi pensamiento es que, pase lo que pase en la vida, siempre voy a seguir siendo del barrio. Eso no va a cambiar.

¿Por qué escogió, ya en categorías inferiores, jugar con Marruecos y no con España?

Pues porque mi corazón me decía que tenía que jugar con Marruecos y porque quería que mis padres se sintieran orgullosos. No tuve dudas, y hoy sigo pensando que jamás cambiaría jugar con Marruecos por nada.

¿Usted cree que España es un país racista?

Tengo muy claro que España no es para nada racista. Si lo fuera, mi padre se hubiera vuelto rápidamente para Marruecos, porque donde no te sientes querido no vas a estar. Habrá personas que lo sean, como en todos los países, pero no es algo general. Es un país muy acogedor, por eso cada vez hay más gente de fuera. Quien quiera pensar que es un país racista, que lo piense, pero no lo comparto.

¿Es musulmán?

Sí.

¿Y practica el ramadán?

Sí, sí, claro.

¿Cómo se compatibiliza ayunar todo el día con el deporte de elite?

Yo tengo muy claro que la religión va incluso antes que el fútbol, así que tengo que compaginar las dos cosas como sea. Si tengo que sufrir para hacer el ramadán lo haré, porque tiene que ser así. La religión es mi vida.

¿Conoce personalmente al rapero Morad, que también es de L’Hospitalet?

He hablado muy poco con él porque apenas nos hemos visto, al ser de barrios diferentes. Me parece un buen artista, y su género me gusta bastante, aunque en la industria musical muchas veces las letras no son el mejor ejemplo para los niños.

¿A qué se dedicaría usted si no fuera futbolista?

Lo tengo muy claro: ser profesor de educación infantil. Siempre me han encantado los niños. Y dentro de poco empezaré a estudiar la carrera, es algo me hace muchísima ilusión. Cuando deje el fútbol, que espero que sea muy tarde, espero poder dedicarme a ello.

En su muñeca derecha luce una pulsera con el lema ‘Free Palestine’. ¿Qué significa para usted?

Es mi humilde manera de apoyar al pueblo palestino, porque no se merece lo que está viviendo. Palestina, como dice la pulsera, debe ser libre.

Y una última curiosidad: ¿Qué hace su familia el día de Navidad?

Nosotros no celebramos la Navidad, nuestras dos fiestas grandes son el fin del ramadán y la fiesta del cordero. Así que este 25 de diciembre comeré en familia, estaré con amigos y poco más.