Nyom, mi querido enemigo

Allan Romeo Nyom es caso particular. Pocos en la historia de la rivalidad centenaria entre Leganés y Getafe tiene el privilegio de haber hecho el camino de ida y vuelta a uno y otro equipo de manera consecutiva en tres ocasiones. Primero, de Leganés a Getafe. Luego, de Getafe a Leganés. Y ahora, de nuevo, de Leganés a Getafe. En el siglo XXI, ningún nombre se había atrevido a semejante trayecto.

El domingo, en Butarque (14:00) el lateral nigeriano tendrá la oportunidad de disputar su quinto derbi en la máxima categoría. Porque Nyom, siempre que ha jugado este tipo de duelos en competición oficial, lo ha hecho en la élite. Suma dos como pepineros (un empate, una victoria para el Lega) y dos como azulón (ambas acabaron con victoria y en el último precedente oficial, el 0-3, Allan marcó).

Perdón y purgatorio

Ocurre que, entre aquella escena de celebración desmedida ante la que fue su afición y la vuelta a Butarque de este domingo como futbolista del máximo rival blanquiazul, han pasado muchas cosas que han convertido a Nyom en un querido enemigo para el Leganés. La más importante, haber sido uno de los héroes del ascenso blanquiazul a la máxima categoría la pasada temporada.

Claro que aquella redención en pepinero necesitó primero de un purgatorio para el ‘perdón’ de este defensa camerunés rudo en el verde, más que afable fuera. Ese via crucis comenzó con sendos comunicados de la Federación de Peñas y la Grada de Animación en los que interpelaban al club para frenar su fichaje de vuelta en el mercado invernal de 2022. Entre las razones, precisamente la falta de respeto de aquella celebración por el gol de 2020, cuando el Lega se estaba jugando la vida para descender, como finalmente sucedió.

El Lega siguió adelante y lo fichó. El futbolista pidió perdón por aquel festejo y se lo ganó con su primer partido, un debut ideal frente al Alcorcón en el que fue el mejor del encuentro. Desde entonces, Nyom comenzó un camino ascendente en rendimiento y simpatía que acabaron borrando el recuerdo de su pasado azulón. La temporada pasada, sin ser un titular recurrente, sí que fue importante en el ascenso con su rendimiento y, sobre todo, con su personalidad.

Sin renovación, al Getafe

“Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos” acuñó con frecuencia como lema de normalidad que acabó calando en la afición. Ni el fallo que cometió en Ferrol (penalti que evitó el ascenso en aquella penúltima jornada) borraron la huella que dejó el jugador y que se manifestó cuando se confirmó su no renovación en el equipo. Más de un aficionado reclamó que debía seguir, todo lo contrario a lo sucedió cuando retornó.

Un camino que de nuevo sufrió un vuelco cuando Nyom firmó como jugador sin contrato por el Getafe de Bordalás, el entrenador que más rendimiento le ha sacado en Primera. El re-fichaje por el Geta se produjo justo cuando Allan estaba haciendo las prácticas para el carné de entrenador en el filial del Leganés.

Ahora, de nuevo arrepentido de lo que hizo en el festejo de aquel gol, retorna a Butarque tocado físicamente y con mucho menos protagonismo, pero con opciones de jugar ante la que fue su afición, ésa que ahora duda si tratarle como un azulón más o hacer excepción con un corchete de aplausos que le rindan tributo a lo que la historia dice que es: un héroe del ascenso a Primera con el Lega.

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