VALENCIA | REPORTAJE

Nuevo Mestalla, donde el cemento no habla

Valencia y Ayuntamiento siguen dándole vueltas al aforo: el club propone un máximo de 66.000 espectadores, Urbanismo exige 70.000, mientras que la FIFA y UEFA aconsejan estadios flexibles.

ALBERTO IRANZODiarioAS

El profesor José Javier Azanza calificó a los estadios de fútbol como las nuevas catedrales del Siglo XXI. En su informe, que analiza la evolución de los estadios, habla de tres premisas: su diseño, vinculado a la firma de relevantes arquitectos; su seguridad y confort, lo que organismos como FIFA, UEFA y LaLiga definen como “la experiencia de los partidos”; y, por último pero no menos relevante, “su carácter flexible y multifuncional”, que convierte al estadio de fútbol en un recinto polivalente capaz de adaptarse a todo tipo de usos integrados con la ciudad o el entorno donde se ubica.

El Nuevo Mestalla, un proyecto gestado en 2006, cuya construcción está a medias desde 2009 y que ha sufrido varias modificaciones desde entonces, está aún hoy en día en lo que la Guía de la UEFA sobre estadios considera el punto de partida: ¿Qué tamaño ha de tener el estadio? Como se remarca en ese documento: “El deseo de contar con un recinto de ensueño puede dar lugar a objetivos pocos realistas”, algo de lo que se tiene constancia por Valencia.

El Valencia CF, como promotor del Nuevo Mestalla, tras la inyección económica del acuerdo de la Liga con CVC, con la que según la previsión del club se sufragaría el 70% del coste de obra que queda por ejecutar, presentó hace unos meses una propuesta para reanudar la obra e inaugurar el estadio con un aforo de 49.000 espectadores, cifra que ha ido aumentando hasta 66.000 por la presión de las instituciones, que le recuerdan al Valencia que, para mantener las ventajas urbanísticas del convenio firmado en 2015, debe cumplir con las condiciones del mismo, que hablaba de un estadio con capacidad para 70.000 espectadores.

Más allá de esa discrepancia política y jurídica, la tendencia actual en la construcción de estadios se decanta por recintos de aforos “flexibles y “adaptables a las necesidades de cada club, ciudad o evento”, como explica César Azcárate, Director de Arquitectura Deportiva de IDOM, que participó en la construcción del Nuevo San Mamés y en la reforma del estadio de La Cerámica del Villarreal. “Es necesario realizar un estudio de mercado, saber el número de socios potenciales y tener claro un plan de explotación comercial”, remarca Azcárate, recordando que tras dicho estudio se decidió en Bilbao pasar de 40.000 a 53.000 “y se acertó”. El Villarreal, en su caso, ha rechazado ampliar el aforo en la reforma que está acometiendo.

“La tendencia es construir estadios flexibles y adaptables a las necesidades de cada club, ciudad o evento”

César Azcárate, Director de Arquitectura Deportivo de IDOM

Mestalla tiene actualmente una capacidad de 49.677 espectadores. Es el 7º estadio más grande de España y el 70º de Europa. Según datos facilitados por Inma Ibáñez, directora financiera del Valencia, durante la presentación del último proyecto de Nuevo Estadio, la media de asistencia a Mestalla en los últimos 10 años es de 35.000 espectadores, aumentando hasta 40.700 en las dos últimas temporadas que el Valencia participó en la Champions League (2018-2019 y 2019-2020). Si se construyera un estadio para 70.000, Valencia tendría el 15º recinto más grande de Europa y con 66.000 ascendería al puesto 22º.

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“El cemento no habla”, enfatiza David Baixauli, quien escribió en su etapa como Responsable de Proyectos Corporativos de LaLiga esta reflexión: “Hoy en día, con las mejoras en las retransmisiones televisivas, no sólo se trata de que el equipo tenga éxito en el césped, también hay que ofrecer al aficionado que va al estado mucho más: emoción, seguridad, comodidad y una oferta de catering adaptada a los distintos presupuestos”. Baixauli acuñó el término del valor de la exclusividad: “Un bien escaso se convierte en un bien exclusivo, lo que activa la demanda de abonos y entradas”. Además, “cuánto más aforo, mayor es también el coste operativo, por lo que un club tiene que tener un indicador del rendimiento de explotación que va a obtener por cada asiento”.

“Cuánto más aforo, mayor es también el coste operativo, por lo que un club tiene que tener un indicador del rendimiento de explotación”

David Baixauli, LaLiga

En España, la Liga penaliza a los clubes cuando la grada del ‘tiro de cámara’ está al 75% de su capacidad (duplica la sanción cuando no llega al 50%). En la Bundesliga, mientras, se ha reducido en los últimos años el aforo del 98% de los estadios, buscando con ello una estética visual de mayor afluencia de público, repercutiendo también en el confort de los aficionados, que tienen más espacio para disfrutar del espectáculo y de sus consumiciones. Todo ello se recoge en el informe “La Conversión de los estadios en espacios multifuncionales y su impacto económico”, obra de Jaime Basterrechea, que recuerda que desde 1960 hasta 2000 en las remodelaciones y construcciones se priorizaba el aforo, pero desde entonces, por influencia de los recintos de Estados Unidos, se busca “rentabilizar la inversión más que el aforo”. Un claro ejemplo en Europa es la Juventus, que pasó de los 67.000 espectadores de Delle Alpi a los 41.000 de su Arena Stadium y sin embargo ha aumentado sus ingresos en los días de partido.

La ventaja del Valencia: el bowl ya construido

El Valencia, porque no hay mal que por bien no venga, cuenta con una ventaja para adaptar su futura casa a la tendencia actual de estadios flexibles y de paso cumplir con el programa Grean Goal de sostenibilidad que impulsa la FIFA. Esa ventaja es que el bowl ya está construido. El esqueleto tiene capacidad para hasta 70.000 espectadores, pero, a su vez, la obra se detuvo en un punto que permite ajustarse ahora a su plan de necesidades. Así, en el último proyecto se prescinde de 4.000 localidades en el segundo anillo para destinarlas a nueve terrazas, que son parte relevante de su modelo de explotación. La FIFA, en este sentido, recalca que los estadios tienen que tener un plan de negocio sostenible y suponer un impacto positivo para su entorno.

Ilustración de cómo quedaría el graderío del Nuevo Mestalla.

La Guía UEFA sobre estadios insiste en que los proyectos de remodelación o nueva construcción “deben lograr el equilibrio perfecto entre los objetivos deportivos y los comerciales”. Además, en su capítulo de “sostenibilidad”, los expertos que redactan el informe, entre ellos Mark Fendwick, arquitecto del Nuevo Mestalla, hacen hincapié que hay que evitar que se derrochen recursos energéticos por un aforo desproporcionado. Dichas necesidades no son las mismas para un partido de Liga que para un Mundial, que es lo que aspira ser Valencia en 2030, que presentará este viernes (Generalitat Valenciana, Ayuntamiento de Valencia, Valencia CF y Federación Valenciana) su candidatura el Nuevo Mestalla.

La RFEF, Ayuntamiento y Generalitat pretenden que Valencia aspire a unos cuartos de final dentro de la candidatura Ibérica (las instituciones públicas hablan de una semifinal, aunque Camp Nou y La Cartuja parten con ventaja en ese objetivo). Una de las condiciones de la FIFA para ser sede en tal ronda es un aforo de 60.000 asientos netos para venta al público. El Nuevo Mestalla, por esqueleto, está en condiciones de adaptarse en 2030 a tal requisito, si bien, como apunta César Azcárate, “un estadio tiene que construirse pensando en qué va a necesitar una ciudad o un club durante los próximos 50 años, no para un evento concreto”.

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