Espanyol

Ni una denuncia del Espanyol ni los Mossos frenan la revolución de las banderas

Un socio guía la protesta contra el propietario del club, al idear y distribuir 800 enseñas con el lema ‘Chen, Go Home’, que le causaron una detención de película y que se mostrarán ante Leganés y Valladolid.

Andreu DalmauEFE

Como tantísimas historias, ésta comenzó en un bar. En la previa de un partido del Espanyol, apurando los minutos junto al RCDE Stadium. Marc Aymerich, socio perico, le expresó a un amigo la necesidad que sentía de mostrar su descontento hacia la propiedad del club, el cual se extiende por toda la masa social, “viendo también que las protestas de la afición del Valencia tienen su repercusión. No tenemos un líder, a nadie que tenga la iniciativa”, lamenta, en conversación con AS.

Así que, humildemente, la tomó él. Curiosamente, la empresa de su amigo se dedica a personalizar bufandas, camisetas y banderas, así que el vehículo de la protesta no podía ser otro: banderas con el lema ‘Chen, Go Home’. “Pero el precio se disparaba”, detalla. Así que Aymerich, ingeniero de profesión, sondeó primero a través de la red social X cuál podía ser la aceptación de estas enseñas y, cuando vio que era total, buceó hasta dar con un fabricante a precio de saldo: “Encontré por Aliexpress a un chico que las fabricaba por unos tres euros… y que era de China”. Compatriota de Chen Yansheng, paradojas de la vida.

Por si las moscas, hizo un pedido de 50 unidades, que llegaron en perfectas condiciones y se adjudicaron al instante entre aficionados. Las repartió el pasado 14 de diciembre, en los prolegómenos del partido de Liga entre Espanyol y Osasuna. Y ahí, de repente, aparecieron los problemas. Un enorme susto.

Cuatro ‘lecheras’ de los Mossos para detenerle

“Resulta que me sobraron cinco banderas, y decidí ir a dejarlas en el coche para no entrar con todas al estadio y que me pudieran reprender por ello en los tornos. Pero, de camino al coche, de pronto un Mosso d’Esquadra me cogió por detrás y me puso de cara a la pared. ‘Apártate, que ahora vamos a hablar tú y yo, y ve sacando la documentación’, me dijo. Y, cuando me pude girar, tenía un despliegue de cuatro furgones de los Mossos delante, con un montón de efectivos, cortando incluso la calle”, relata, aún sorprendido.

Algunas de las banderas que reparte Marc Aymerich.Mark Aymerich / X

Todo un dispositivo policial montado para detenerle, como así le hicieron saber. “Me dijeron que alguien del club les había informado de que yo estaría repartiendo las banderas y que podían incitar al odio”, rememora. “Yo me presté lógicamente a enseñárselas, a colaborar en lo que quisieran”, añade Aymerich.

“Y entonces vino el caporal de la brigada, vio que ni el mensaje de las banderas, ni mi apariencia, ni mi ausencia de antecedentes eran nada malo, de modo que se acabó disculpando a la media hora, dejándome a las claras que esa bandera no incita al odio, ni atenta contra ninguna de las políticas de LaLiga, así que se pueden introducir al estadio y enseñar, sin ningún problema”, afirma. Y apostilla: “Me dijo incluso que, si yo quería, podía realizar una denuncia”, aunque se negó para dar por zanjado el desagradable asunto.

Curva y Juvenil las desplegarán

La única condición que debe cumplir Aymerich para poder seguir repartiendo las banderas pasa por no sacar un rédito económico de ellas. Como en aquellos momentos ya había realizado un pedido de otras 200, decidió regalarlas. Y, en paralelo, organizó un crowdfunding con el que ha recaudado 350 euros para, a su vez, reinvertir en más unidades, lo mismo que ha sumado con algunos aficionados que han aglutinado grandes donaciones.

“Ahora sumamos entre 750 y 800 banderas”, recapitula este socio del Espanyol, que ya tiene asegurada la presencia de las mismas en la grada de animación, entre la Curva y la Penya Juvenil, para este sábado, ante el Leganés, y también la siguiente jornada contra el Real Valladolid, dos rivales directos por la permanencia en Primera. “Y una hora antes del Espanyol-Leganés estaré repartiéndolas ante la estatua de la afición, si la policía me deja y no me pone pegas, que en teoría no debe haberlos”, recalca.

“Mi objetivo modesto es que la gente no se quede parada, que se apunte y se anime, porque el club va camino otra vez de Segunda División, y como Rastar (el conglomerado que ostenta el 99,6 por ciento del club) es una empresa que cotiza en Bolsa, no se pueden permitir el lujo de tener una mala imagen en Europa, no les interesa. A ver si lo conseguimos”, culmina Marc Aymerich, el líder de la revolución de las banderas.

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