Ndiaga golea y brilla en la División de Honor vizcaína

El delantero senegalés, formado en San Pedro y Abanto, descolló en el Galdakao y este curso se sale en el Derio con 18 goles. Alavés y Athletic le han espiado para sus filiales.

En apenas cuatro temporadas campando por el fútbol vizcaíno, Hadji Ndiaga se ha hecho un nombre como killer consumado en suelo provincial. En el CD Derio, líder destacado de la División de Honor territorial, el delantero senegalés, de 21 años, suma este curso 18 goles en 24 partidos, pichichi destacado por delante de los 13 convertidos por Gorka Mena, del Iurretako, y 11 del exleón Urko Vera, en el seno del Santutxu. El Alavés y Athletic le han espiado para sus canteras, pendientes de su evolución desde su irrupción del curso pasado en el Galdakao.

Un CD Derio convertido en revelación del campeonato y opositando al ascenso a la Tercera RFEF. Suma 48 puntos en 24 partidos, cuatro más que Santurtzi y cinco más que Somorrostro, y a ocho del San Pedro en la cúpula de la tabla. De sus 39 goles corales, Ndiaga ha anotado la mitad, el último en el 1-1 final ante el Zamudio en el verde de Ibaiondo el pasado sábado. La empresa Dimension Football gestiona la transformación del club y la senda del prometedor delantero africano. Curiosamente, el joven extremo izquierdo Quicala Bari pasó por las filas deriotarras a modo de trampolín el curso pasado antes de fichar por el Portugalete y desde el mes de enero militar ya en el Bilbao Athletic.

El Athletic espió la temporada pasada a Ndiaga en las filas del Galdakao en Santa Bárbara a las órdenes del técnico Josue Atela, donde anotó 25 tantos. No terminó de convencer de cara a reclutarle, aunque siguen alerta. A sus 21 años es un diamante en bruto corroborándolo con esos nuevos 18 goles en la División territorial vizcaína. Ahora se gradúa con el técnico, Egoitz Bilbao, a los mandos de este CD Derio imparable tras formarse en los banquillos de las inferiores del Santutxu. “Este año está contento, integrado, muy comprometido con el equipo y en los entrenamientos”, desliza su míster. Ndiaga se formó en el Juvenil del San Pedro sestaotarra en su primer año de residencia en Euskadi y hace dos cursos en el Abanto. Un caso parecido al del también ariete senegalés Ibra Dieng, que probase hace unos años en Lezama estando en las filas de la SD Amorebieta y pasase por el Haro y Sestao River, aunque no pasara el corte.

Ndiaga (2001) tiene gol y condiciones. Un futbolista muy religioso y supersticioso cada vez que sale al campo, inteligente en sus movimientos, que sabe dosificarse. Se cuida al máximo en el apartado físico y en la alimentación. “Es muy especial, con mucha personalidad y muy explosivo en el campo”, indican fuentes consultadas de un Ndiaga que si no ha promocionado todavía a la Tercera RFEF es porque carece de papeles. Necesitaría un contrato profesional o uno de trabajo para regularizar su situación. Un proceso por el que atravesó el propio Quicala Bari. Ahora estudia un Módulo medio tras aprobar la ESO. “Su objetivo es ser profesional”, señalan una vez que tenga los papeles en regla con un contrato profesional o un trabajo. El Gernika le tentó también para ficharle en Segunda Federación, además de intereses de clubes de Tercera.

En el uno contra uno se ha mostrado muy superior y desequilibrante respecto a los rivales. En cuanto encara es letal por su potencia y velocidad punta apoyado en 1′84 de estatura. En el debe de su fútbol, le penaliza el pecar de ser en ocasiones demasiado individualista, que no acostumbra a caer a banda y lagunas en defensa que va puliendo en el Derio. Entre los centrales, si recibe y encara, con metros, es muy certero. Ya en el Abanto fue el segundo máximo goleador de la categoría con 11 goles, aunque no era titular indiscutible y se hallaba en pleno proceso de aclimatación a Euskadi. “Al margen de los goles, que van por racha, Ndiaga nos da trabajo, estira al equipo y nos da juego aéreo”, relata su técnico actual, Egoitz Bilbao, que va moldeando a un ariete destinado a proyectos ambiciosos.

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