Nahuel, a la novena...

Y la novena fue la vencida. Al menos para Nahuel Molina que mes y medio después logró jugar un partido en el que destacó y convenció, justificó la insistencia de Simeone en pedir su fichaje por encima de todos los demás laterales derechos este verano. Eficiente en los duelos y llevando siempre peligro, si no con sus centros en las llegadas a la línea de fondo en el balón parado, liberando de verdad a Marcos Llorente y dejando que el ‘14′ volviera a sentir la espalda cubierta cada vez que subía a la moto. ¿Resultado? Victoria rojiblanca y Llorente que volvió a marcar año y medio, 47 partidos después.

Y Nahuel, lo escrito, tuvo mucho que ver. Paciencia pidió el entrenador tras el partido en Leverkusen, con una colección de desastres por parte del lateral diestro. Paciencia y tiempo. Su aterrizaje en el Atlético se torció desde el primer día. Bueno, el segundo, pero el debut de la plantilla rojiblanca ante la afición en el Metropolitano esta temporada. La plantilla y sus dos únicos fichajes: Nahuel y Witsel.

Clases particulares con el Cholo

Quizá los nervios, la precipitación, pero Nahuel no solo se mostró timorato durante todo el encuentro, el final fue de traca: despejó hacia el área un balón que convirtió en regalo para el primer gol del Villarreal (Pino) y terminó expulsado, roja directa, por una entrada a Baena. Su rendimiento y fichaje se sembró de unas dudas que le persiguieron desde ese momento, en cada encuentro. Dos fuera como castigo por esa expulsión y todos los demás un desastre.

Tras su viaje con Argentina donde siempre ha lucido y este parón en el que ha recibido al final de los entrenamientos instrucciones específicas de Simeone, quedándose los dos solos cuando se iban todos los demás, con los movimientos y el juego que el equipo necesita de él. Nahuel lo asumió rápido. A la novena fue la vencida. Al fin Nahuel ha parecido llegar al Atleti.