Muriqi y Lato, un bofetón de Primera para el Leganés

Muriqi a veces ejerce de delantero, a veces se erige en una torre de control con la que dirige el fútbol desde las alturas de su dominio aéreo. El kosovar es caso curioso. Pocos arietes condicionan tanto a su equipo y al rival con su potencial físico, ése que marida con inteligencia espacial para acaudillar partidos. En Butarque sometió a un Leganés que se reencontró con la dureza de la categoría en el rocoso despliegue del ‘7′ bermellón. Esta vez no marcó, pero le dejó en bandeja el tanto del triunfo a Dani Rodríguez tras un centro con purpurina de Lato, a veces lateral, a veces acero para barcos. Los locales, revolucionados con siete cambios, fueron incapaces de reencontrarse y se marchan al parón de selecciones con la primera derrota de la temporada y su historia en Primera ante el Mallorca, que se estrena este curso. Arrasate sigue sin perder contra los pepineros en la élite.

Llamó Borja Jiménez a la revolución sin el partido empezado. La pizarra fue su manifiesto del cambio. Siete relevos en un once agotado por la jornada intersemanal. La conversión obligada lastró a un bloque novel, con cinco fichajes en liza y varios refuerzos sin apenas rodaje de pretemporada, como Tapia o Munir. Deshilachados en la continuidad, sin la inercia del juego memorizado que ascendió la temporada pasada, el Lega se sintió sobrepasado por un Mallorca que jugaba transmutado en medias de lija. Intenso, presionante y áspero.

Mucho para un Leganés que sufrió sobremanera por su costado diestro. Lato se disfrazó en un surtidor de caramelos. Alfa y omega bermellón en la primera parte. Suyo fue el centro que descorchó el partido y que Asano peinó al larguero en el 3′. También de sus botas nació la jugada que dio inicio al gol del 0-1, un balón recubierto de dulce de leche que Muriqi bajó del cielo para el remate cómodo de Dani Rodríguez (43′). Demasiado fácil.

Para entonces Maffeo ya se había ido lesionado (33′). Tampoco se notó demasiado frente a un rival que ejercía oposición de gomaespuma y pegada de gelatina. Así zanjó el Lega su camino a vestuarios, sin ocasiones claras que echarse a la boca y el cielo de Butarque relampagueando para dibujar un lienzo propio de las pinturas negras de Goya.

La solución fue un nuevo giro ‘borjiano’. El técnico abulense, acostumbrado a enderezar partidos con sus decisiones, tiró de cambios para enderezar el camino. Neyou reemplazo a Tapia aprovechando la norma del cambio extra por conmoción cerebral. Nada serio. También entraron Franquesa y Juan Cruz. Redoble de timbales. Truenos así en el cielo como en la tierra.

Hubo retumbar. Pero de recorrido corto. Zafarrancho de remontada ahogado en un gorgojeo de impotencia que duró lo que tardó la maraña de Arrasate en rearmarse y asomar de nuevo por los dominios de Juan Soriano, quizá el mejor de los pepineros. Apenas Diego García y Juan Cruz hicieron lo propio en el brazear impotente con el que el Lega murió a la orilla de un partido que le ha devuelto a la dura realidad de Primera tras un inicio de luna de miel en el reencuentro con la categoría.

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