Moleiro ya está aquí

Hace dos días no puedo acabar de peor manera una de las semanas más convulsas que se recuerdan en el seno de la Unión Deportiva Las Palmas. El tsunami de sensaciones e informaciones que provocó el anuncio de que la etapa de Jonathan Viera en Las Palmas llega a su fin, proclamado por el propio futbolista, aumentó de nivel cuando, apenas un día antes de disputarse el partido contra el Rayo, se dijo que el propio Viera pidió no ser convocado. Nunca se supo si fue verdad. La mala gestión de las declaraciones y salida del futbolista se acabó amplificando con ese 0-1 de hace 48 horas. Por su parte, García Pimienta comparece impasible.

Tampoco es que Las Palmas no fuera merecedora de llevarse al menos un punto, mas se quedó en blanco. Sin embargo, la derrota ante el equipo tan bien dirigido por Francisco trajo consigo alguna buena noticia, como el debut más esperado por parte de Las Palmas. Tanto tiempo después, Alberto Moleiro fue, por fin, futbolista de Primera División.

El mediapunta tinerfeño, criado en la cantera de la UD, es la gran esperanza de la cantera amarilla desde que debutara con el primer equipo con apenas 18 años, aquel 15/08/2021 con el Valladolid enfrente (2-1) y Pepe Mel en el banquillo de Las Palmas. Así, siendo nada más que un juvenil, en dos temporadas en Segunda División acumuló 75 partidos, 40 la pasada, cuando vio desde el banquillo el duelo contra el Alavés tras el que se certificó el ascenso a Primera División.

Su ascendencia en el fútbol profesional español era tal que, hace dos veranos, no se fue al Barcelona por esas cosas que tiene el férreo control financiero que ha impuesto LaLiga en el fútbol español. La venta parecía cerrada por un cifra que podría llegar a los 25 millones de euros, pero finalmente se quedó madurando en Las Palmas, a la que ahora le ata una cláusula de rescisión de 60 millones de euros (en Primera, la mitad en segunda) y un contrato hasta 2026.

Gafado.

Cuando todo parecía preparado para que entrara en la Liga EA Sports por la puerta grande, una lesión muscular echó por tierra ese ansiado debut. Un problema muscular producido el 5 de agosto, en Leipzig, le tuvo en la nevera hasta hace dos días. Lo que parecía un par de semanas de baja llegó a enfilar el camino de los tres meses. Sus ganas de regresar traían el gafe aparejado.

Ante la ausencia de Viera, y tan necesitado como está su equipo de referentes en el campo que ocupen el vacío que dejará el gran capitán, la aparición de Moleiro ante el Rayo fue brisa fresca para Las Palmas. Para empezar, en su primera intervención solo faltó un rematador en línea de gol para perforar la portería de Dimitrievski y adelantar al equipo local. No todos pueden ser Marc Guiu, pero poco más se puede hacer en apenas 16 minutos, los que jugó el 10 de la UD una vez que sustituyó, raudo, al desdibujado Munir. Si tocó el balón 14 veces y no lo perdió ninguna, multiplicó la esperanza de la remontada una vez provocó la expulsión de Óscar Valentín cuando todavía quedaban un par de minutos de juego. El curso pasado no marcó ningún gol y en este, a la primera, casi lo consigue. Con las asistencias se quedó a gusto: 8. Los delanteros de Las Palmas, tan felices. Ayer y hoy. Mañana, probablemente.

Su capacidad de superar líneas de presión y el nervio que posee con el balón en los pies, unidos ambos aspectos a una calidad superlativa, mantienen todos los focos puestos en él. 10 jornadas después hizo su aparición en su hábitat natural. A falta de Viera, tan bueno puede ser Moleiro. Cuando consigue el temple necesario, puro fuego a sus 20 años, hace fácil lo imposible y convierte lo virtuoso en rutinario. Su juego sin complejos hace magia a ojos propios y ajenos. Un superdotado del balompié. Si se quiere, un trilero del balón.

Tan buenas fueros las sensaciones del debut que apunta a titular en Almería donde, salvo sorpresa de última hora, tampoco estará el capitán. La sucesión está en marcha.

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