Getafe y Rayo se degüellan en una magnífica locura

Cuando la vaca está por dar leche lo hace hasta por los cuernos, porque durante una hora lo más que hizo el Rayo en el Coliseum fue sacar provecho de los errores del Getafe. Al EuroRayo le brindaron en bandeja de plata la victoria con un gol en propia puerta de Arambarri (38′) y gracias a que Mayoral falló un penalti (51′) y Aleñá fue expulsado dos minutos después dejando al equipo sin capacidad de reacción si es que le quedaba gana alguna. A esas desgracias huho que sumar que Luis Milla se tuvo que ir lesionado en el 25′ y que Leujeune sacó un gol bajo palos (65′) a remate de Munir, con Dimitrievski ya superado.

Ya lo resumió Felipe II hace 500 años cuando dijo “Yo no mandé mis barcos a luchar contra los elementos”, tras la derrota de la Armada Invencible, porque si bien Quique tiene responsabilidad en la pésima temporada del equipo ninguna culpa tuvo del cúmulo de desgracias que minó a su equipo.

Pero claro, el fútbol es caprichoso y el destino, aún más, así que cuando el Getafe estaba jugando con uno menos y el Rayo desperdició dos contras con las que pudo matar el partido, Ünal marcó casi sin querer gracias a la inestimable colaboración de Dimitrievski, quien sobrado de confianza ajustó tanto su despeje que dio tiempo a que el delantero turco taponase el balón, introduciéndose este en la portería.

El Coliseum vivió en ese momento un éxtasis de ilusión, pero el tobogán de las emociones volvió a ser cruel con los azulones, al cometer penalti Gastón por manos. Raúl de Tomás, que acababa de salir, tuvo en su pie derecho la guillotina que ejecutase al Getafe, sellando el triunfo vallecano, pero su lanzamiento, que no fue malo, fue interceptado por una larga estirada de Soria.

Pocas cosas más podían pasar en un partido alocado, entretenido, disputado, sufrido, disgustado, emocionante y bravo, así que nada más sucedió digno de ser reseñado.

El empate mantiene intactas las opciones europeas del Rayo y abre las esperanzas del Getafe a creer en la salvación.