Luto en el mundo del fútbol: muere José Manuel Espinosa
Otrora central del histórico Castilla subcampeón de Copa, el Sporting de Gijón donde fue ídolo y el Celta, el toledano fallece a los 66 años. Descanse en paz.
Luto en el mundo del fútbol. José Manuel Espinosa (San Bartolomé de las Abiertas, Toledo, 1959) fallece a los 66 años a causa de una enfermedad. Un hombre entrañable, cercano, noble. Un excentral que se sabía la profesión al dedillo, profesional por todos sus costados. Y pegajoso, tanto que le hizo la vida imposible al mismísimo Maradona. Parte del histórico Castilla (1978-1982) finalista de Copa del Rey que probó después las mieles de Europa. Admirado en Gijón donde fue vértebra capital de un sensacional Sporting (1982-1988). Recordado con cariño en Vigo, donde colgó las botas en el Celta (1988-1991). Descansa en paz, Espinosa.
Dice adiós un defensa que aterrizó en la cantera blanca en 1978. En un filial que fue mucho más que un filial. Un filial que tatuó su nombre en la historia de la competición con aquella final copera ante sus mayores en 1980. Un 6-1 donde el resultado dio igual, lo importante ya había ocurrido. Un Castilla que tuteó al West Ham en la Recopa del curso siguiente. El 3-1 de la ida tuvo en la lona a los ingleses, pero el 5-1 de la vuelta, envuelto en polémica, puso fin a ese cuento de hadas. Una hazaña que Espinosa, que disputó aquellos partidos, recordaba con nitidez.
“Yo, 15 días antes del partido, no soñaba más que con Maradona”
Llegó a debutar con el primer equipo, en Castalia contra el Castellón, pero la gran decisión en la carrera de Espinosa llegó en 1982. A los 23 años, rumbo al Sporting de Gijón, a disfrutar allí de los mejores años de su carrera. A llegar a disputar en dos ocasiones la Copa de la UEFA. Pero con un hito, ese marcaje a Maradona del 12 de febrero de 1984. "Boskov no me hizo ningún comentario especial. Él sabía que yo era especialista en marcajes. Yo, quince días antes del partido, no soñaba más que con Maradona", recordó años después en una entrevista recogida por El Comercio.
Lo hizo a su manera. Infranqueable, pero siempre educado y profesional: “Le hice un marcaje sin patadas. Le decía que estuviera tranquilo, que yo iba al balón. Él me contestaba ‘no te preocupes, haz tu partido y yo el mío’”. Y ambos lo hicieron. Y ganó Espinosa. Y empató el Sporting. Y estalló el Molinón. Un 0-0 que supo a victoria y que tuvo en Espinosa a su gran impulsor. “Un recuerdo inolvidable”. Como él.
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