Lunin cambia su destino

Las páginas del libro de Andriy Lunin en el Real Madrid aún no han terminado. Es más, el ucranio parece empeñado en ampliarlas o, en todo caso, en que estos nuevos renglones como titular le permitan encontrar un equipo potente en el mercado el próximo verano. El Benito Villamarín fue un punto de inflexión. Era el partido más complicado a priori que le quedaba al Madrid en 2023 y Ancelotti apostó por el eslavo en vez de por Kepa, ya plenamente recuperado. Una declaración de intenciones que quedó refrendada en Berlín, donde Ancelotti rotó para un partido sin implicaciones clasificatorias para el Madrid y puso Kepa. El vasco, pese a eso, encajó dos goles...

Ancelotti no encuentra razones para devolver a Lunin al banquillo porque el ucranio se ha hecho fuerte. Tiene un porcentaje mucho mejor de paradas (86 por ciento) que su competidor (Kepa baja al 77%) y las hace cuando hay más focos. Sus dos intervenciones contra el Betis, incluida esa mano en la ultimísima jugada del partido, acreditan que se siente seguro. Una solidez radicalmente diferente a la de la temporada pasada, cuando el aparecer con cuentagotas le socavó la confianza, con aquellos cuatro goles con cinco remates en Montilivi con póquer realizador del Taty Castellanos que pudieron ser su epitafio futbolístico en el Madrid.

El staff técnico receló de él, también por lo visto en Valdebebas, y el propio internacional ucranio se planteó irse en búsqueda de campos más fértiles para enraizarse como titular. Su propia mujer, poco discreta en redes sociales sobre los asuntos profesionales de su marido, insinuó que querían irse. A mediados de noviembre y en vísperas de la titularidad de Lunin contra el Valencia, Anastasia puso un palo viral en las ruedas de su esposo. “Si hay un club que le permita jugar, creo que nos iremos, estamos listos para mudarnos”, escribió en Instagram. Señal de poca esperanza en que Andriy iba a seguir jugando una vez se recuperase Kepa de su lesión.

Pero el fútbol, en ocasiones, tiene sus propios vericuetos. Y en este, Lunin al fin está pudiendo mostrarse. Al Madrid, con ese penalti parado al Braga y con tres porterías a cero (Braga, Cádiz y Granada), y al que le pueda querer en verano. Entonces volverá a estar, salvo giro de guión, en la misma situación en la que empezó en agosto pasado: bajo la oscura y prolongada sombra de Courtois. Con 25 años...

Pero para eso quedan muchos meses. Antes hay mucha tela por cortar en el Madrid. Como guardián de los palos madridistas únicamente ha sufrido fuego de relevancia en el pasado Mundial de Clubes porque Tibu fue baja. Lunin salió como campeón mundial pero no como héroe, con cuatro goles encajados entre semifinales (uno del Al Ahly) y tres en la final, del Al Hilal. No tiene experiencia en la Champions en partidos con todo en juego, tampoco en rondas eliminatorias. Este año, con el Madrid ya en octavos de esta Champions, podría ser su debut en esa faceta. Una prueba para ojos cercanos y ajenos.

La Eurocopa en el horizonte

Otro de los puntos, este más personal, en el que las acciones de Lunin están cotizando al alza es el de poder estar en la Eurocopa. Ucrania tendrá que jugarse en marzo la ruta de repesca contra Bosnia y en los planes del seleccionador Sergei Rebrov están entrando otros dos cancerberos, Trubin (22 años, Benfica) y el más veterano Bushchan (29, Dinamo de Kiev). Establecerse como titular del Madrid llegado a ese punto pondría patas arriba esa competencia interna.

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