Luces de madrugada en Zorrilla

Las luces del José Zorrilla seguían encendidas a las 1:30 de la mañana, en la zona mixta los periodistas desplazados desde Madrid, desde Barcelona y alguno más de los locales esperaban la salida de Ronaldo. Ayer fue un gran día para el Real Valladolid y la actualidad de la Liga requería las posibles declaraciones del presidente blanquivioleta, Ronaldo Nazário. No ocurrieron. El presidente utilizó una de las puertas extras que tiene Zorrilla, a 50 metros de la habitual, para salir, entrar en su coche y pasar pausadamente al lado de la Prensa. Sí se le vio sonriente, satisfecho, como si se hubiese quitado unos cuantos kilos de presión de encima después de la victoria. No hay nada hecho, pero los puntos de ayer eran tan valiosos, como inesperados.

No en vano en su penúltima aparición había tenido que soportar el bochorno del Bernabéu, donde el Real Valladolid encajó seis goles y él lo vio, junto a Florentino Pérez, presidente merengue, desde el palco. Ayer, 51 días después, el brasileño volvió al palco, en esta ocasión de Zorrilla, para presidir y acompañar a su homólogo en el Barcelona, Joan Laporta, con el que intercambió confidencias durante el partido y le felicitó por el título de Liga, como el equipo, que hizo pasillo a los blaugranas.

En esa misma puerta, la que se sitúa junto al aparcamiento 16 del túnel de Zorrilla, fueron apareciendo también algunos miembros del club, entre ellos Fran Sánchez, el director deportivo, relajado, aliviado, que departía junto a parte de su equipo y disfrutaba, por fin, de una noche de tranquilidad, después de que en las últimas semanas todos los resultados se torcieran y la suerte le fuera exigua al conjunto pucelano. También al CEO del club, Matt Fenaert, se le había visto eufórico tras el partido felicitando a los jugadores y al técnico en el túnel de vestuarios.

Por la zona mixta que da paso al túnel donde estaban los coches de los miembros del club sí apareció, sin embargo, David Espinar, muy satisfecho también y Pezzolano, al que le cambió la cara en poco más de 24 horas. De presentarse mustio en la rueda de prensa previa al partido a dar una imagen de aliviado y todavía asimilando lo ocurrido después de un enorme sufrimiento pese al resultado. El uruguayo lo ha pasado mal con las cinco derrotas y las dudas que se despertaron respecto a él. Dirá que no, pero su lenguaje corporal decía lo contrario. Como siempre, educado, intercambió algunas frases con los allí presentes y salió en busca de su coche. Espera una nueva batalla en Almería, pero con el refuerzo moral de una victoria como la de ayer se siente más fuerte.