REAL MADRID

Los secretos de las máscaras ‘milagrosas’ de Pintus: un equipo de 30.000 euros para conocer los límites del jugador

Raúl Notario, director de operaciones de la UAX Rafa Nadal School of Sport, explica en AS los detalles de una de las herramientas más llamativas del ‘método Pintus’.

Es una de las estampas cotidianas en las pretemporadas del Madrid. El día en el que Pintus se convierte en “el diablo”, en palabras de sus propios jugadores, y les somete a un duro test físico que se hace viral por las aparatosas máscaras que lucen los jugadores de Ancelotti. “Lo que hacen los jugadores del Real Madrid es una prueba de esfuerzo con un dispositivo portátil”, afirma Raúl Notario, preparador físico, director de deportes de la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX) y director de operaciones de la UAX Rafa Nadal School of Sport, a la vez que destierra el mito de que se traten de máscaras de hipoxia para simular el entrenamiento en altitud. “Los jugadores realizan una prueba de esfuerzo típica, pero con un sistema portátil para medir la capacidad de oxígeno máximo (VO2 max). La máscara se usa para conocer la capacidad respiratoria del futbolista mediante un electrocardiograma y el análisis de gases” como el dióxido de carbono que exhalan los jugadores, explica el preparador físico en conversación telefónica con AS. Nada de milagros: tecnología y ciencia.

“Lo bueno de esas máscaras es que son portátiles y te permiten hacer las pruebas en cualquier lado: en el campo de juego, haciendo un partidillo corto o, como hace Pintus, con el test de Course-Navette, el de los pitidos. Tienes que ir de un lado a otro del campo. Empiezas a 8 km/h y cada pitido se aumenta 0,5 km/h. Después de 20 minutos puedes llegar a terminar en 18-20 km/h, pero eso no lo hace nadie, es de superhombres”, detalla Notario. “Cualquier prueba de esfuerzo no dura más de 15-20 minutos, porque tienes que hacerla a tu máximo nivel. El objetivo de la prueba de esfuerzo es llevar al cuerpo al máximo, para saber en ese punto qué capacidad de aire eres capaz de asimilar y de coger”. El hecho de que el dispositivo sea portátil permite hacer las pruebas en un entorno real sobre el césped en el que Pintus lleva a sus jugadores al límite. “Creo que a los jugadores le va bien llegar a ese límite, al máximo de sus fuerzas, y en la situación real es más interesante”, opina Notario.

En el mercado: 30.000 euros cada máscara

Las máscaras que usa el Madrid son modelo Cosmed V5. Cada una cuesta unos 30.000 euros, software incluido, aunque también existen empresas que las alquilan y colaboraciones con entidades deportivas e institutos de investigación. A pesar de lo aparatosa que es la máscara, el equipo es sencillo. El kit incluye la máscara, que sea ata a la nuca con unas cintas, y una pequeña mochila (mide unos 20x20x6 centímetros, un tamaño de 2,4 litros, y pesa menos de medio kilo) que es la caja que recibe, a través de una pequeña antena, los datos de la máscara, que se envían vía bluetooth a un ordenador o una tablet en tiempo real. “Es más lo aparatoso y que los jugadores se acostumbren a respirar con ello. Hasta que te acostumbras es un poco molesto. Luego cuando estás haciendo el test de esfuerzo coges aire con lo que puedes. Hasta con los ojos estás respirando”, exagera Raúl Notario.

El examen de Pintus

La prueba le aporta a Pintus datos muy valiosos que le permiten programar y mantener controlado el trabajo físico de los jugadores durante el resto de la temporada. “Pintus les lleva mucho al límite, pero gracias a esa prueba sabe hasta dónde puede apretar a los jugadores”, dice Notario. Una prueba excepcional, que si acaso se repite una sola vez más a mitad de temporada, para ajustar las cargas. En el día a día existen otros métodos más sencillos, rápidos y menos molestos para calibrar el estado físico de un jugador. “Por ejemplo, un test de salto con una máquina que te dice con qué potencia hace el salto el jugador. Si un día está mal, se regula el entrenamiento y se baja de intensidad para evitar lesiones”, explica Notario.

Raúl Notario

Aplicaciones más allá del fútbol

Además de su aplicación en el deporte de alto rendimiento, las máscaras son igualmente en algunas situaciones para deportistas aficionados, como ciclistas o atletas, y también se emplean en otros ámbitos como la medicina. “Se usan, de otra manera, con personas que por ejemplo han sufrido un infarto cardíaco. La prueba se recomienda para gente que está preparando algún reto pero no está muy en forma. Puede costar entre 80 y 100 euros. Muchos no se las hacen, pero vienen muy bien, porque el médico te pauta y te dice: ‘Oye, cuidado hasta aquí, no superes este rango de frecuencia cardíaca o de esfuerzo porque vemos que ya vas mal”, concluye sobre unas máscaras que en Valdebebas son una de las herramientas más vanguardistas del ‘diablo Pintus’.

Raúl Notario se dedica ahora al mundo académico, pero en su adolescencia defendió la camiseta del Real Madrid en la vieja Ciudad Deportiva. “Yo viví una generación de locos. Coincidí con unos cuantos que llegaron a jugar en Primera todos. Estaba con Soldado, Rubén de la Red, Borja Valero, Jurado, que era un año más pequeño, Ernesto, Álex Pérez… Luego me fui al Rayo y coincidí con Negredo”, recuerda después de desgranar algunos de los misterios del ‘método Pintus’.

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