Los pilares del Espanyol
La irrupción de Riedel y la jerarquía de Calero consolidan el eje defensivo liderado por Cabrera, baja por lesión en Girona aunque estará ante el Betis, y con Rubio como cuarto elemento.
Más allá de lograr su segunda portería a cero en las siete jornadas de Liga, tras el 1-0 ante Osasuna, confirmó el Espanyol este pasado viernes ante el Girona (0-0) que tiene especialmente bien cubierta una demarcación que había generado dudas en las últimas temporadas: el eje de la zaga. Cuenta el equipo de Manolo González no con uno ni dos, sino con hasta cuatro centrales de garantías, como se acabó de plasmar en Montilivi.
En ausencia de un líder como Leandro Cabrera, que se perdía su primer encuentro de este curso debido a una leve lesión (“si hubiera sido el último partido de Liga, a Lele no lo sacas del campo ni loco”, afirmó el técnico), respondió con un rendimiento óptimo un Fernando Calero que asumió con extrema naturalidad los galones, mientras que Clemens Riedel, a sus 22 años y en su segunda actuación en Primera procedente de la Bundesliga 2, no acusó tener que jugar en el perfil izquierdo, aun siendo diestro. Ambos mostraron contundencia y una aseada salida del balón.
No en vano, el alemán estuvo en unos altísimos niveles de precisión en el pase, un 92,9 por ciento (39 completados de 42 intentados), además de protagonizar cuatro recuperaciones e incluso dos remates, uno de ellos a puerta. Más pases incluso, 42 (con una precisión del 85,7 por ciento), completó un Calero que también realizó cinco bloqueos y hasta se permitió un regate, que le salió bien.
Se encarama el vallisoletano hasta los 446 minutos, por los 540 de un Cabrera que lo había jugado todo hasta su lesión, que no le impedirá disputar la siguiente jornada ante el Betis. Y, tras su irrupción en LaLiga, con dos titularidades en 72 horas frente a Valencia y Girona, Riedel suma 180 minutos, por delante de un Miguel Rubio que también ha respondido cuando Manolo ha recurrido a él.
El madrileño, fichado este pasado verano procedente del Granada, debutó ya en la primera jornada, disputando la última media hora contra el Atlético de Madrid, fue de la partida en Anoeta y contó con minutos frente a Osasuna y Mallorca, hasta alcanzar los 125, si bien en este último esprint de tres encuentros en una semana se ha disipado su presencia.
No en vano, el hecho de que cuente el Espanyol actualmente con cuatro centrales de absolutas garantías -hasta el punto de que Pablo Ramón tuvo que marcharse cedido al Racing de Santander- “es algo bueno”, tal como admite el propio Manolo: “Da gusto mirar el banquillo y ver que los jugadores están implicados. En ese aspecto estoy muy orgulloso de los jugadores y del equipo”, manifestó el viernes.
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“Por desgracia, no pueden jugar todos”, remachó el entrenador, en la línea del propio Calero, quien en declaraciones a Espanyol Media se congratuló de formar parte de “una plantilla muy larga y súper competitiva. Todos sabemos que podemos entrar o salir, que lo estamos dando todo, y se está demostrando que el compañero que entra tanto cinco, diez minutos o media parte lo hace genial”. Así es en un Espanyol construido desde sus pilares.
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