Fiesta portuguesa en Montjuïc

Ángel o demonio, João Félix iluminó la noche preotoñal de Montjuïc y dio motivos a la afición (45.055) para volver a la montaña mágica. A lomos de los portugueses, porque Cancelo dejó también un aroma fantástico de jugador de todo espacio y todo tiempo, que vive y pelea cada balón al estilo Premier y que se inventó un gol precioso, el Barça se divirtió y trituró (5-0) a un Betis tiernísimo en defensa que vio gotear goles del rival todo el partido y apenas opuso resistencia.

El partido terminó en fiesta para el Barça, que olió la debilidad del rival y se gustó para deleite de la afición, que pasó una buena noche y verá este domingo a su equipo líder en los periódicos a la espera del Madrid-Real Sociedad de la noche. El partido salió a pedir de boca para Xavi, que redibujó al Barça con tres delanteros…, y los tres marcaron. A Pellegrini, sin embargo, le fue mal todo lo que podía salir mal. Su paseo hacia el banquillo después del 4-0 de Raphinha, resignado, lo dijo todo.

João Félix plasmó en la primera parte todos los argumentos que Deco debió darle a Xavi para que aceptase su llegada. Es un jugador con un don natural para hacer cosas distintas sin aparente esfuerzo y tiene el talento suficiente para hacer saltar por los aires partidos. Marcó el 1-0 con un escorzo fantástico después de un centro de Oriol Romeu; y le dejó hecho el segundo a Lewandowski con un movimiento viejo pero efectivo en fútbol que había ensayado minutos antes. Dejó pasar entre sus piernas un balón de Christensen que iba con la fuerza perfecta para que el polaco se quitase los demonios que le persiguen las últimas semanas con el 2-0. João pudo coronar la primera parte con el 3-0. Se lo sacó Rui Silva (luego se fue lesionado) después de una cabalgada elegante, con ese estilo de jugador grande cuando conduce el balón. A la espera de noches de pie fuerte que medirán realmente hasta dónde puede llegar João, lo que nadie puede dudar es que si las musas le acompañan y evita llenarse de los demonios que en ocasiones le meten la corte de aduladores que le acompaña, es un jugador capaz de hacer magia.

João Félix liquidó en medio tiempo a un Betis disminuido por las bajas y con una defensa en precario que llenará páginas de periódico esta semana en Heliópolis después de la venta de Luiz Felipe a Arabia. Pellegrini metió al equipo atrás esperando que Isco conectase alguna vez con Ayoze, Luiz Henrique y Willian José. No lo consiguió con regularidad, pero aun así el Betis arañó oportunidades de gol: Luis Henrique (14′), Ayize (16′) y casi al borde del descanso, Luiz Henrique, al que Isco puso un balón primoroso. Ter Stegen, iluminado, sacó una mano extraordinaria.

La segunda parte fue cuesta abajo para el Barça, que se paseó. El partido dejó para el recuerdo la reconciliación definitiva de la afición con Ferran, que marcó de falta directa dos años y medio después del último gol de Messi, y fue despedido al cántico de “tiburón” por una afición que ha valorado su esfuerzo por revertir una situación que parecía imposible de reconducir. La fiesta fue de tal dimensión que salió Lamine y casi nadie se dio cuenta. Había fuegos artificiales por todas partes en, al fin, una gran noche del Barça.