Llega el City, afina Rodrygo
El de Osasco brilló el día previo de la visita de Guardiola al Bernabéu, como hace dos años. Entonces, doblete al Espanyol. Ahora, al Athletic. Recalibra el rifle justo a tiempo.
A Guardiola le preocupaba, entre otras cosas, el descanso (”¡El Madrid tiene nueve días para preparar el partido, nueve!”). Ahora añade el nombre de un viejo ogro en su libreto. Porque seguro que el de Santpedor no quitó ojo al triunfo blanco ante el Athletic. Pudo comprobar que cuando llega el City, Rodrygo se afina. La Decimocuarta, sin su carácter reactivo, sentido de la oportunidad y tino, hubiera sido quimérica. En dos minutos de combustión, entre el 89′ y el 91′, convirtió a los citizen en ceniza. Hace casi dos años de aquello y 698 días después, se repiten contextos. O casi. En la ecuación aparecen una sequía goleadora, alguna duda, un doblete el duelo previo a la visita mancuniana al Bernabéu... Al Espanyol entonces (4-0), al Athletic ahora (2-0). Lo siguiente fue la hazaña como capítulo de oro en una Champions de documental...
Coincidencias o no, Rodrygo se enfundó el traje de MVP contra los bilbaínos. Cuando Brahim le encontró con un envió cruzado telegrafiado, el de Osasco recalibró el rifle que parecía encasquillado. Control, conducción y derechazo enroscado desde la frontal. Un eslalon que se sabe de memoria: “Es una jugada que me gusta mucho hacer. Siempre que voy para adentro y tiro. Espero meter muchos más goles así”. El segundo, para matar el duelo, quiebre a Vivian tras un estupendo pase de Bellingham y al zurrón. Venía de 50 días sin ver puerta con el Madrid, desde su gol al Girona, de un tanto en sus últimos 13 duelos de blanco, de dos en los últimos 14 añadiendo la vaselina a Unai Simón con Brasil. El día del Espanyol, de dos tantos en sus 31 encuentros previos, de un runrún que despejó con un doblete a los periquitos. Después llegaría el segundo consecutivo cuando el City ya celebraba su pase a la final. Para superar al gigante citizen se necesita el polvorín a pleno rendimiento. Especialmente a un Rodrygo que sabe cómo tumbar a Goliat.
Confianza y reto
La preocupación siempre ha sido más externa que interna. Ancelotti no ha dudado que el mejor remedio para recuperar al Rayo más afilado era la confianza: “Sólo falta un poco más de finalización, sólo falta el gol. Lo demás ha estado muy bien”. Tampoco un Florentino que pidió la elástica a Rodrygo tras su tanto en el Bernabéu con la verdeamarelha. Podía haber sido a Vinicius, o incluso un Endrick que también se llevó el cariño de su futuro presidente, pero fue Rodrygo el que se sacó la camiseta para dársela al mandamás blanco. Confianza de todos los estamentos en un futbolista al que se considera crucial en la búsqueda de la 15. Lo es, aunque el propio jugador es consciente que sus apariciones goleadoras, porque su participación en el juego es perenne, no deben, no pueden, espaciarse tanto en el tiempo.
Eso sí, la realidad, dibujada con números, habla de 15 goles y ocho asistencias. A cuatro y tres de sus techos, los 19 y 11 de la temporada pasada. Tercer máximo goleador del equipo (Bellingham, 20; Vinicius, 18) y segundo asistente (Jude, con diez, también lidera). Para romper su propio techo tiene, como mínimo, diez partidos. Que podrían ser 13 si el Madrid llega a Wembley... Todo pasa por volver a hacer reblar al City. Rodrygo conoce la receta y ya ha metido los primeros ingredientes en la cesta.
Una virtud, ¿un problema?
Frente a los de Guardiola habrá un condicionante. Si ante el Athletic Rodrygo pudo partir desde la izquierda, sanción de Vinicius mediante, contra el City estará su compatriota y amigo. En otras palabras, el perfil zurdo de la delantera será para Vini, el diestro para Rodry. La posición donde más cómodo afirma sentirse el 11 es como diez, pero es en la banda que ocupa el de São Gonçalo donde su fútbol más resplandece. Así puede articular con naturalidad esa jugada que tanto le gusta hacer. De fuera adentro, a favor de obra. Ancelotti lo asume, pero también justifica: “Ahora se puede decir que se siente mejor en la izquierda, pero es bueno en todos los sitios”.
No obstante, un cóctel de datos como radiografía expone que nueve de los 15 tantos de Rodrygo esta temporada han llegado cuando Vinicius no estaba en el campo. Y en el horizonte aparece Mbappé, al que también le favorece encarar desde la izquierda... Pero eso es otra historia. Ahora, Carletto rehúye el convertir la virtud en problema. ¿La mejor forma? Echar la vista atrás para sonreír al mirar hacia delante: “No se puede olvidar que hizo dos goles jugando por la derecha en una semifinal de la Champions”. Cuando el City asoma, aparece Rodrygo. También en los pensamientos de Ancelotti. El de Osasco recalibra el rifle justo a tiempo.