Lino reparte pan para hoy

EI Valencia pasará los próximos diez días fuera de los puestos de descenso. Pan es pan, aunque esté duro. Lo hará gracias a un gol de Samuel Lino, que le sirvió para igualar el que hizo Nico Jackson. Tenía razón Quique Setién y lo de Mestalla, como predijo, fue un partido de alternativas, un duelo regional en el que los blanquinegros pusieron más intensidad y los amarillos, destellos de su mayor calidad. El Villarreal se aleja de la Champions, así que su pelea será mantener la quinta plaza.

Baraja fue a la Guerra por la permanencia con Javi. El canterano no fue la única novedad del once blanquinegro, pero sí la más significativa. Volvieron Thierry, Paulista, Gayà, Almeida y Cavani. Vamos, lo esperado. Pero Guerra y el sistema fueron el toque de autor del Pipo, que se dejó en la libreta la defensa de cinco y abogó por colapsar el carril central para frenar a los Parejo, Terrats y Baena, que fue el trivote por el que se decantó en esta ocasión Setién, que anunció horas antes que Lo Celso se quedaba en casa.

El Villarrreal de salida se hizo amo del encuentro sin Parejo tener que despeinarse. En diez minutos Baena había tenido dos remates relativamente claros y Jackson había mandado un balón al palo. Pero los de Setién se fueron perdiendo con el paso del tiempo en rondos tan eternos como insípidos. Parejo, incansable (33 jornadas, 33 titularidades), cuyo rostro podría ser imagen de merchandising antiLim, tenía poco margen de maniobra. Baraja le puso a Almeida como chicle en asfalto y al cerebro amarillo apenas solo se le vio para sacar de esquina o de falta. Lo cortés no quita lo valiente y el público aplaudió por igual a Parejo cuando fue a sacar un córner -por respeto a su pasado- que cuando lo sacó y mandó el balón directamente fuera, aplauso de agradecimiento, de alivio, porque nadie sabe mejor que su gente cómo se las gasta este Valencia defendiendo acciones a balón parado.

Del Valencia, en ataque durante la primera mitad, poco o nada. Solo un par de remates de cabeza de Cavani, que en sus tiempos buenos ni se mencionarían en una crónica por insignificantes. Los blanquinegros se fueron al descanso con más amarillas (4) que disparos a portería (3, ninguno entre los tres palos de Reina, que jugó más de libre que de portero). A fin de cuenta, además de que Pau y Albiol marcaron la raya, en la izquierda Foyth se imponía casi siempre a Lino y Gayà bastante tenía con atar a Chukwueze, mientras que por la derecha Thierry hacía lo suyo y lo de Yunus, que alguno supo que jugó cuando se anunció su sustitución por Diego López.

La salida del canterano le dio otro aire al Valencia: frescura, oxígeno, desequilibrio. En su primera aparición metió un centro a raso que Almeida remató fuera y después se pegó un carrerón que encendió Mestalla. Al Valencia se le veía en esa fase más metido, más intenso, conscientes de lo poco que les queda para sacar puntos de donde sea. El fútbol del Villarreal era más de germanor que de sin perdón. Sin embargo, como a perro flaco todo son pulgas, un balón que de origen no parecía tener peligro acabó en los pies de Jackson dentro del área y el gambiano confirmó que cuando un delantero está en racha, denle sandías que las mete por la escuadra. Cuarto gol en tres partidos. Llamando de nuevo a la Premier.

El Valencia, otra vez, se veía por detrás en el marcador. Lo estuvo durante 10 minutos, que se le hicieron eternos. Ahí Gil Manzano anuló el primero de los dos goles por fuera de juego a los blanquinegros. Este a Cavani, el segundo a Alberto Marí (93′). En ambos acertó el linier. El que sí valió fue el de Lino, un gol que significó un empate que veremos de qué le sirve al Valencia y con el que se conformó el Villarreal, que apretó al final más por inercia que por fe. Baraja acabó con tres juveniles. sin ningún reproche ni a él ni a ellos; pero Setién lo hizo con Capoue, Trigueros y Gerard Moreno.