Lewandowski, año II
Se cumple este domingo un año de que el Barça hizo oficial el fichaje del polaco, que cumplió en su primer año (33 goles) y que tiene sus grandes desafíos este curso en la Champions y en mejorar su cifra realizadora. se ha convertido en un líder en el vestuario.
Hace este domingo un año, el Barcelona anunció oficialmente el fichaje de Robert Lewandowski. Aunque se coció durante un par de meses, su llegada impactó. Aún tenía contrato con el Bayern de Múnich, uno de los ogros del fútbol europeo, y la crisis económica del Barça había trascendido fronteras. Su marca, sin embargo, continuaba siendo atractiva, y al polaco, que había empezado a ser discutido por Nagelsmann y algunos de los tiburones de Säbener Strasse, le pareció un desafío. La buena relación entre Joan Laporta y Pini Zahavi y las palancas hicieron el resto. Lewandowski voló hacia Fort Lauderdale (Florida) y días después fue presentado como nuevo jugador del Barça.
Cerca de cumplir los 35 años y todavía con tres temporadas de contrato, Lewandowski se pondrá a las órdenes de Xavi con varios desafíos para el curso 2023-24 pero especialmente con uno: devolver al Barça a la élite en Europa. El primer año lo empleó en recuperar la hegemonía del equipo en LaLiga. ‘Lewy’ le dio el primer gran empujón a Xavi con trece goles en las doce primeras jornadas de Liga que pusieron al Barça rumbo al título justo antes de irse al Mundial. Luego aflojó. La sanción por su expulsión en Pamplona y unos problemas musculares y en la espalda le frenaron en la segunda parte de la temporada.
Lewandowski, no obstante, ha sido algo más que un jugador en el Barça. Huérfano de Messi, el equipo necesitaba un referente que le pusiese de nuevo en el mapa mundial. Admitiendo que jóvenes como Mbappé y Haaland eran imposibles, Lewandowski era el jugador más universal que podía fichar el Barça. El riesgo, darle cuatro años de contrato a punto de cumplir 34 años. Laporta se la jugó y, de momento, no le ha ido mal. Del polaco ha gustado mucho, además, su compromiso en el vestuario. Su manera de acercarse a jóvenes como Balde, Pedri, Gavi o el mismo Ansu. Y también su profesionalidad y su ambición, que ha contagiado en el vestuario y que ha resultado clave para que el equipo mantuviese el hambre y la regularidad en la Liga. Xavi también consideraba básico su fichaje para darle un punto de madurez al vestuario. Y también de conocimiento del juego. Para el técnico, es básico tener buenos transmisores de sus ideas en el campo. Lewandowski ha sido uno de ellos. A nadie le extraña, pues, que pese a empezar apenas su segunda temporada en el Barça, Xavi lo vaya a nombrar, salvo sorpresa, uno de los cuatro capitanes junto a Sergi Roberto, Araújo y Ter Stegen. En el vestuario, además, Lewandowski ha hecho muy buenas migas con el portero, el primer capitán (Sergi Roberto), Christensen y De Jong, con quienes ha estado unos días estas vacaciones en Italia. Este curso, además, se reencuentra muchos años después con Gundogan, con quien compartió vestuario en el Borussia Dortmund.
Campeón de Liga y de la Supercopa en Arabia (donde cuajó una gran actuación en la final ante el Madrid), Lewandowski es consciente de que su gran desafío la próxima temporada está en Europa. Lewy terminó muy frustrado la temporada pasada en la Champions. Fue incapaz de marcarle a ‘su’ Bayern (en Múnich falló una ocasión cantada), y más allá de una reacción final en el partido ante el Inter, no dio el nivel y tampoco estuvo bien en la Europa League contra el United. También tuvo la sensación de que al equipo le faltó un punto de madurez durante la fase de grupo de la Champions. Fueron sus declaraciones más polémicas del curso. “A veces hay que saber cómo ganar y no cómo jugar para ganar”, dijo en La Vanguardia. En su discurso, sin embargo, no había ningún dardo al entrenador, sólo un propósito de mejora. Meses después, consideró que había una mejoría. “Estamos en el camino correcto”, le dijo a la revisto oficial del club. Es lo que le tocará demostrar a partir de este lunes, cuando empiece su año dos en el Barça.