CELTA

Las razones que llevan a Rafa Benítez a Balaídos

El Celta encomienda su proyecto al madrileño como hiciera el Betis con Pellegrini o el Villarreal, con Emery. El equipo gallego ofrece al entrenador un proyecto estable.

ALBERTO IRANZODiarioAS

Rafa Benítez tiene en el sótano de su mansión a las afueras de Liverpool las réplicas de los torneos que ha ganado desde que empezó a levantar trofeos en 2002: una Champions, dos Copas de la Uefa, dos Ligas, un Mundial de Clubes, una Supercopa de Europa, una FA Cup, una Copa y dos Supercopas de Italia, una Community Shield y una Championship League. Esos títulos los ha ganado con Valencia, Liverpool, Chelsea, Nápoles, Inter y Newcastle. Ahora el Celta de Vigo le trae de vuelta a la Liga española, donde entrenó a Castilla, Valladolid, Osasuna, Extremadura, Tenerife, Valencia y por última vez al Real Madrid. El último banquillo en el que se sentó fue el del Everton, hace año y medio, tiempo en el que a su puerta han llamado de Inglaterra, China, España, Francia, Italia y Arabia. Pero ha sido el Celta el que le ha convencido.

Carlos Mouriño y Luis Campos son los valedores del fichaje de Benítez. Su filosofía y proyecto es el que finalmente ha convencido al entrenador madrileño para tomar las riendas del Celta, un equipo que solo ha quedado en una de las últimas siete temporadas entre los diez primeros clasificados de la Liga. El club vigués, a las puertas de su centenario, está en pleno proceso de transformación institucional y, tras la salida de Carlos Carvalhal, le quieren dar un vuelco a su proyecto deportivo. La propuesta de Campos a Mouriño fue seguir la política que recientemente en el tiempo tomaron Betis con Pellegrini y el Villarreal con Unai Emery: invertir en un entrenador de prestigio, experiencia, liderazgo, método y repercusión. Y su hombre era Rafa Benítez.

Las conversaciones de Campos

Las conversaciones con Benítez se iniciaron hace días y, en el transcurso de ellas, el entrenador madrileño fue comprobando que lo que estaba buscando desde enero de 2022, cuando salió del Everton, se parecía a lo que le proponía el Celta. Benítez considera que el club vigués es accionarialmente estable, económicamente sostenible y con posibilidades de crecimiento en cuanto a inversión. Además, es un club que cuenta con el asesoramiento de profesionales como Luis Campos, tiene una masa social notoria en su ciudad y rango de histórico de la Liga (11º club con más temporadas en Primera, 57, las mismas que el Betis, igualando ambos el curso que viene las 58 del Real Zaragoza).

El Celta le da a Benítez, por lo tanto, un proyecto estable, delegando en su figura sus expectativas de crecimiento, aunque con los pies en el suelo. Los objetivos van a ser razonables, paulatinos y claros desde el primer día. Nadie le va a pedir de primeras meterse en Europa, aunque tampoco llega para pelear por no descender como los últimos años. La familia Mouriño le dará tiempo para construir un proyecto en Balaídos y también inyección económica. Los parámetros económicos en los que se mueve el Celta los ha valorado Benítez, que sabe que el margen entre los equipos de su mismo rango en la liga española es menor y las posibilidades de éxito en los objetivos marcados si se acierta en la confección, mayor.

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