LAS PALMAS

Las Palmas se descompone

Su partido de Vigo eleva a ocho la secuencia de ellos sin ganar. Encadena cinco derrotas y casi los mismos goles encajados que en los 24 duelos anteriores.

Las Palmas
Salvador SasEFE

En poco más de dos meses, la Unión Deportiva Las Palmas ha pasado de ser uno de los equipos más reconocibles de LaLiga EA Sports a no conocerse ni a sí misma, un grupo del todo extraño para propios y ajenos. Ahora mismo yace como un conjunto en plena descomposición que apenas puede ampararse en la desdicha del Cádiz, antepenúltimo y cada vez con menos posibilidad de salir del pozo que te lleva a Segunda División.

Ocurre que, tras aquel 2-0 al Valencia del pasado 10 de febrero con el que se quedaba echándole el aliento en el cogote a los puestos europeos, llegó a Las Palmas un auténtico fundido a negro. Ni que la plantilla se conformara con una permanencia tan barata como virtual, el equipo grancanario se ha caído en peso con todo lo que tenía, que era mucho. Ahora solo quedan migajas sobre un buen colchón de puntos.

El desastre le ha llegado en las dos áreas. Continúa dominando la posesión sin excesivos problemas, 31,4%-68,6% ayer en Vigo a modo de ejemplo, mas en ambos extremos del campo su rendimiento se mantiene cuesta abajo y sin frenos. Su ineficacia goleadora es todavía más alarmante ante la autovía sin peaje que le regala a sus rivales en cada partido cuando de encarar la portería insular se trata.

Tras el mencionado 2-0 ante el Valencia, en la 24ª jornada del presente curso futbolístico, Las Palmas sacaba petróleo de los goles que metía, apenas 25. Mientras, su rendimiento defensivo solo era mejorado por el Real Madrid: si al equipo de Ancelotti le habían marcado apenas 15 veces, a Las Palmas eran 20.

Después de doblegar al equipo de Baraja llegó la visita al Atlético, y aquel doloroso 5-0 del Cívitas Metropolitano inició la descomposición de la Unión Deportiva, a la que no se le adivina fin. Aquel sábado, en pleno Carnaval de la capital grancanaria, se inició la presente secuencia de ocho partidos sin ganar que ha desatado la crisis en la plantilla grancanaria.

Dicha sumó el último peldaño ayer en Balaídos, donde a Las Palmas le cayó otra sonora goleada: 4-1. Ahora, ocho partidos después de ganarle al Valencia, última victoria insular, el equipo de García Pimienta continúa atascado en ataque, apenas 30 goles a favor (5 en esta secuencia, tres de ellos en Getafe), y se hunde en defensa: ya le han marcado 39 (19 en los envites mencionados). Así, en estos ocho duelos sin catar un triunfo le marcaron casi los mismos goles que en los 24 anteriores. Descomposición absoluta, una gastroenteritis futbolística en toda regla.

Las Palmas sobrevive, de momento con garantías, cada vez menos, como las excusas a las que agarrarse, gracias a que en el duro invierno fue más hormiga que cigarra y recolectó todos los puntos que ahora se le escapan como un niño travieso o agua entre los dedos. Lo hace también, claro, con la inestimable ayuda del Cádiz, que parece empeñado en no salir de abajo. En la 24ª jornada, en la que también era penúltimo, estaba a 18 puntos de Las Palmas. Ahora, tras perder en Girona, se mantiene 12. Un consuelo menor para la entidad grancanaria.

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