Barcelona

Laporta cumple dos años en un campo de minas

Las guerras con LaLiga, el caso Enríquez y las dudas sobre el Espai Barça conviven con una realidad deportiva bipolar de fracaso en Europa y esperanza de doblete en España.

RODOLFO MOLINADIARIO AS

El segundo mandato de Joan Laporta como presidente del Barça cumple este martes dos años. El 7 de marzo de 2021, el abogado catalán recibió el respaldo de 30.184 socios, un 54,28% de los votos que le legitimaban ampliamente para iniciar un proceso de “regeneración moral”. La candidatura de “Estimem el Barça” atacó directamente el lado sentimental del socio azulgrana, que visualizó en Laporta los años de oro que el club disfrutó en su primer ciclo (2003-09) y le prefirió antes que el “fuego nuevo” de Víctor Font, segundo clasificado en las elecciones y candidato que sugirió los nombres de Jordi Cruyff y Xavi a los que luego acudió Laporta.

Después de un primer año marcado exclusivamente por el adiós de Messi, que dejó paralizada a la afición, y que hizo pequeños los problemas para reunir el aval; además de las fugas de Jaume Giró y Ferran Reverter, que debían ser los hombres fuertes de la maltrecha economía azulgrana; o la destitución de Koeman, el segundo año de Laporta debía ser, además del estreno del naming del Camp Nou tras el acuerdo con Spotify, el de las palancas. Asfixiado por unas cuentas que no le permitían reforzar el equipo, el presidente decidió hipotecar unos cuantos activos de la entidad por valor de 865 millones de euros para poder hacer fichajes (Koundé, Raphinha, Lewandowski, Kessié, Christensen, Pablo Torre…) A saber, vendió el 25% de los derechos audiovisuales del club para los próximos 25 años a Sixth Street por unos 665 millones y el 49,5% de Barça Studios a socios.com y Orpheus por unos 200 millones de euros. Hasta tuvo que avalar diez más finalmente para inscribir a Koundé.

Las palancas, sin embargo, tendrán que parar ahí. LaLiga ha cambiado la normativa y la inversión en fichajes a partir de la próxima temporada sólo podrá basarse casi exclusivamente en ingresos deportivos. En plena guerra con LaLiga, el Barça presentó en enero una denuncia contra la Liga por vulnerar los derechos de competencia del club, ya que la patronal presidida por Tebas permite que los clubes que firmaron el acuerdo con CVC utilicen un 15% de esa inyección económica en salarios. Mientras, el Barça reclama que si LaLiga les permitiese usar el 15% de su acuerdo con Sixth Street, podría usar 90 millones para fichar. La denuncia, como la cautelarísima por la inscripción de Gavi, sigue en el Juzgado.

Pero el segundo año de mandato de Laporta se ha visto zarandeado a última hora por el caso Enríquez Negreira, que le pilla de lleno, puesto que el Barça pagó al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros entre 2001 y 2018. El actual presidente, pues, participó en esos pagos que considera justificados (”un servicio”) puesto que se hacían informes de “jugadores” y árbitros” que están documentados. El 21 de febrero, Laporta anunció una rueda de prensa en dos o tres semanas para explicar al detalle los pagos al ex árbitro y su hijo. Transcurridos 15 días, todavía no hay fecha para la misma.

Más allá de Enríquez Negreira, también ha empezado a circular un runrún alrededor del Espai Barça y la remodelación del Camp Nou. Para empezar, Jordi Llauradó, responsable del macroproyecto, anunció que dimitía el pasado mes de enero. Llauradó no estuvo presente en la reunión de la junta que aprobó que las obras de la remodelación del estadio las realizara la empresa turca Limak Constructions. Según explicó Ara hace una semana, algunos de los inversores que querían entrar en el proyecto del Espai Barça a través de Goldman Sachs o JP Morgan, han dejado en suspenso esa participación por las sospechas que se han extendido sobre el modus operandi del club azulgrana entre los años 2001 y 2018, cuando pagó a Enríquez Negreira, y por las dudas que hay sobre la constructora turca.

La realidad económica e institucional, sísmica, convive con la bipolaridad de la deportiva en la que, por cierto, ya no está Piqué, retirado el pasado mes de noviembre (otro capitán que se va con Laporta tras Messi). Pese a que Xavi aún no ha alcanzado la excelencia futbolística que persigue, su primer proyecto en el Barça desde un inicio de la temporada vislumbra la Liga. Tiene nueve puntos de ventaja sobre el Madrid con 14 jornadas por jugar. Su Barça no es un equipo de ataque, pero en defensa es inexpugnable (ha dejado la portería a cero en 18 de 24 partidos). Además, está a dos partidos de ganar la Copa si es capaz de confirmar el 0-1 de la ida de la semifinal contra el Madrid y ganar la final en La Cartuja. Todo lo bien que le ha ido al Barça en España ha sido fracaso en Europa, donde Xavi ha vuelto a acumular un doble fracaso como la temporada pasada. Después de quedar fuera en la Champions ante Bayern e Inter, cayó en la Europa League ante el United sin acceder siquiera a octavos de final. Laporta, sin embargo, ya ha levantado su segundo título del mandado (después de la Copa con Koeman, la Supercopa de Riad) y espera que, al menos, haya rúa en junio en Barcelona. Si no, el campo de minas que tienen sitiado el club puede explotar.

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