La opción de Arabia toma cuerpo en la cabeza de Morata
El fútbol saudí comienza a seducir al delantero, a quien busca convencer con más dinero y mejores condiciones de vida para su familia.
Es cierto que la primera respuesta a Arabia fue un “no” rotundo. Por mucho que la oferta rondara los cincuenta millones de sueldo. “No” por su familia, asentada en Madrid y cuya opinión, como ya sucediera el verano pasado, cuenta mucho para Álvaro Morata a la hora de las decisiones y las mudanzas. Si entonces prevaleció el permanecer en el Atlético, aunque la Premier (Tottenham, Newcastle y United) le buscara, una vez que la puerta de la Juve se cerró al no poder alcanzar las pretensiones económicas del Atlético, que pedía 32 millones por su traspaso, ahora esa opción árabe va tomando cuerpo en la cabeza de Morata. Y cada vez con más peso y de manera más rotunda.
El delantero tiene contacto con Arabia y sus intermediarios. Las ofertas se van incrementando con mayor sueldo y mayores condiciones de calidad de vida para su familia. La seducción sigue su curso. Hay algo claro: quieren convencer a Morata para que elija Arabia, como en las últimas semanas ya lo hicieran Benzema, Kanté y Neves. La otra opción para el 19 vuelve a ser Italia, esta vez el Milán, pero esa opción la bloquea, de momento, lo económico. Por un lado, el sueldo del futbolista, alrededor de cinco millones que debería de rebajarse para ingresar en una plantilla donde los que más cobran son Theo, Origi y Bennacer con cuatro. Por otro, lo que pide el Atlético, veinte por su traspaso, algo que el club italiano, que le ha pagado al Chelsea 16 millones por Loftus-Cheek y otros 20 por Pulisic, ambos más variables, y el resto de incorporaciones (Romero y Sportiello) son jugadores que habían quedado libres, también quiere rebajar.
Cuarto delantero y la Nations League
Porque si una cosa hay clara en la cabeza de Morata es salir del Atlético en este mercado de fichajes. En Italia es respetado. Se lo ganó en su paso por la Juve en dos etapas, mientras que en España no del todo. En la 22-23 fue clamorosa la ceguera de los árbitros cada vez que caía en el área, muchas veces tras penalti del rival. Pero el delantero solo oía: “Sigan” y el VAR tampoco corregía. Una y otra vez, una jornada tras otra, para su desesperación.
Cuando Memphis llegó, además, Morata daba igual qué hiciera (salir del banquillo y marcar, como en Girona, tras un mal partido del neerlandés que, en el siguiente, seguía por delante para el Cholo) que nada le valía para ser titular. En el regreso al trabajo del equipo este verano, siempre está encuadrado como suplente. Y es año de Eurocopa, sí, pero él ya tendrá un título con la Selección, la Nations League, en su maleta si es que la opción árabe sigue tomando cuerpo en su cabeza.