Espanyol

La llegada de un extremo, una necesidad

En el primer amistoso jugaron en dicha posición Rubén (lateral), Puado (delantero) y Salazar (jugador del filial)

GORKA LEIZA | DiarioAS
Redactor en la delegación de Cataluña. Centrado en el baloncesto, también escribe sobre los equipos catalanes en el fútbol profesional y sobre cualquier evento deportivo que se realice en Cataluña. En el Diario AS desde 2011. Licenciado en Periodismo.
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El Espanyol sigue con su preparación veraniega y mañana tiene el primer amistoso de envergadura. Tras superar sin problemas al Peralada, equipo de Tercera RFEF, mañana se mide al Girona, otro Primera, en la final de la Copa Catalunya. Un duelo donde evidentemente el resultado no es lo más importante, al fin y al cabo es el segundo partido para ambos conjuntos, pero donde las sensaciones sí lo son. Y el Espanyol se presentará al duelo con una de las carencias que arrastra ya desde la pasada temporada: la falta de extremos.

La dirección deportiva trabaja incesantemente para firmar al menos a un extremo zurdo, con un rol de titular, y que mejore sustancialmente al equipo. Es la gran necesidad de la plantilla y así lo han apuntado Manolo y Garagarza. De hecho, en el partido ante el Peralada, el entrenador blanquiazul tuvo que ingeniárselas para ocupar ambos extremos a lo largo del partido.

Actualmente el equipo tiene dos hombres de banda, los dos acostumbran a jugar por la derecha, que son Jofre y Antoniu. Ambos tuvieron minutos y ambos jugarán contra el Girona si no hay ningún contratiempo. A partir de ahí, sin embargo, Manolo tuvo que ingeniárselas. Su primera solución fue la más utilizada durante toda la temporada pasada: situar a Puado por la izquierda. El capitán parte como extremo, pero no juega como tal. Viene por dentro, baja a recibir muchos balones y rompe hacia el medio. Ni puede ni debe considerarse un extremo, no lo es, porque tampoco juega como tal. El Espanyol gana mucho con Puado en esa posición, pero pierde verticalidad, desborde y velocidad por bandas.

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En el segundo tiempo, como es habitual, el Espanyol cambió a los once futbolistas. Y, a partir de ahí, las soluciones fueron más imaginativas. La primera fue situar a Rubén Sánchez de extremo. Una opción que no es natural para él, pero a la que puede adaptarse. Rubén destaca por ser un jugador físico, con mucho recorrido, por lo que jugando de extremo no se explotan todas sus cualidades. No es un drama, pero no es lo deseable. Después Manolo le dio la alternativa a Leo Salazar, jugador del filial, que jugó con un rol más parecido al de Puado, viniendo constantemente por dentro.

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