La difícil gestión de João, capítulo 2
Del aire enrarecido desde que hace diez días tuvo que regresar el portugués a la disciplina rojiblanca se ha pasado a la desesperación.
Diez días después, el aire alrededor de João en el Atlético es irrespirable. La fractura, absoluta. La gestión, muy difícil. Porque hay algo que en estos diez días no ha cambiado. Todas las partes quieren lo mismo: la salida del portugués del Atlético. El jugador, el club y el entrenador. Pero las imágenes y movimientos de unos y otros no ayudan. La escenificación. Todo lo contrario.
No lo hace, por supuesto, que João, por su cuenta y sin aviso al club, contactara con el periodista Fabrizio Romano, para confesarle su deseo de marcharse al Barcelona. Una bomba. Como la que Cristiano, también representado por Mendes, lanzara al United hace unos meses para irse de allí. Y quizá el modo más inmaduro y torpe de afrontar la situación.
Callar de palabra, hablar con la pelota
Un modo de actuar en el que se palpa, también, una profunda desesperación del futbolista. En la última semana, su padre le ha acompañado a todos los entrenamientos para arroparle. A un João de gesto serio y meditabundo y con todos los glaciares del mundo, de nuevo, entre él y Simeone. La escenificación sigue sin ser la adecuada. El golpe del dorsal, arrebatarle el 7 para devolvérselo a Grizi. Quedarse fuera de los partidillos, de los planes de ataque. Y João se revuelve cuando lo que debería hacer es callar y trabajar. Callar para hablar con lo que mejor sabe: la pelota. Solo así, de verdad, logrará escapar.