La diferencia es Lukebakio

Donde ponía el ojo, ponía la bala. En ausencia de Ejuke, y tras un inicio dubitativo a domicilio colmado por el 5-1 en Montjuïc, Dodi Lukebakio emergió como aspirina para el Sevilla y dolor de cabeza inquebrantable para un Espanyol que se diluye cual pastilla efervescente que un día dio indicios (o espejismos) de solidez. Con dos golazos teledirigidos como los coches de Rastar, la empresa propietaria del club perico, el belga-congoleño marcó la diferencia ante los locales, como antes habían logrado Kubo, Ayoze o Lo Celso, justo de lo que carece un conjunto blanquiazul sin un delantero referencia y con una plantilla menesterosa. Ni el factor RCDE Stadium lo salva ya.

Todo lo positivo en el arranque del Espanyol, más eléctrico que la tormenta que se cernía en las nubes sobre Cornellà, fue también su condena. Estiró Manolo González a su equipo, con cuatro cambios respecto a la debacle de Bilbao -los mismos que el Sevilla-, entre ellos el regreso de Puado, pegado eso sí a la banda con Jofre junto a Cheddira arriba. Corajudos, presionaron arriba los pericos, mordieron, asfixiaron de entrada a su adversario. Y la tuvo Cheddira al minuto, después Kumbulla en un córner. Hasta el experico Pedrosa tuvo que evitar ‘in extremis’ un pase de gol de Jofre al marroquí. Pero el golpe letal lo asestaron los hispalenses.

Porque la presión alta lo que acabó propiciando en una descoordinación fue el 0-1, en el minuto 20, entre los homenajes eternos a Puerta en el 16′ y a Jarque en el 21′. Con mucha soltura, avanzó metros Lokonga y se la cedió a Lukebakio, quien avanzó desde los tres cuartos sin oposición, para acomodarse el esférico a la zurda, mirar a la portería y teledirigir su trallazo por toda la escuadra, a la izquierda de Joan García. Golazo. Y jarro de agua fría para un Espanyol que aun así parecía reponerse de inmediato. Y merodeó acto seguido el empate, en un córner botado por Tejero y peinado por Cheddira, a cuyo remate no llegaron por centímetros ni Král ni Puado.

Sin embargo, abierta ya la botella, el gas se había empezado a disipar. Si bien el Espanyol agarraba las espaldas a la zaga de García Pimienta, seguía sin inquietar a un Nyland que hasta el 44′, ante Brian Oliván, no había tenido que atajar ningún tiro entre los tres palos.

En cambio, a punto estuvo de repetir el Sevilla la trampa que le valió en el 0-1, con un robo, la carrera de Lokonga como si estuviera en el patio de un colegio y la doble oportunidad de Juanlu e Isaac Romero. Y acabó por ampliar distancias justo antes incluso del descanso, con el segundo estacazo de Lukebakio. El belga-congoleño recogió encantado de la vida un pase atrás de Juanlu, dentro del área, para recortar y volver a asestar con la mirada y el alma un zarpazo cruzado inalcanzable para Joan García.

Unos 20 minutos de juego tardó en iniciarse de verdad la segunda parte. Primero, anestesió el partido el conjunto visitante. Y después, con la desgraciada lesión de Nyland, que durante un buen rato se dolió de su rodilla izquierda hasta ser sustituido. Cosas del destino, le reemplazaba un Álvaro Fernández infelizmente marcado por su pasado perico, en el descenso de hace dos cursos. Pero ni el murmullo que se cernía sobre el guardameta propició la reacción del Espanyol, ya con el exsevillista Véliz, quien no tardó en rematar fuera un saque de esquina, en lo que hubiera metido a los pericos en el partido.

Aunque mucho más pudo meterles en la brega el penalti señalado por Ortiz Arias por una mano de Gudelj tras un mal rechace de Álvaro. Sin embargo, y a instancias del VAR, el árbitro consultó la acción en el monitor y vio como se trataba de un rebote y el capitán tenía el brazo pegado al cuerpo. Anulado. Para entonces, ya había tenido Lukebakio el tercero, que desechó con un chut fallido.

Añadió el colegiado 11 minutos, pero ni que hubieran sido 11 días habría conseguido el Espanyol remontar ante un rival cuya afición, agrupada en un córner, celebraba con el himno del centenario esos 15 puntos valiosísimos, cinco más que los pericos. En el otro fondo del estadio, lo que se entonó fue el “directiva, dimisión” y el “chino (por Chen Yansheng, presidente y dueño), vete ya”. Un desconcierto que solo se interrumpió por los aplausos corales que propició, ya en el 100′, la entrada de Navas.

Mientras saca sobremanera la cabeza el Sevilla con su primer triunfo lejos del Pizjuán, mucho más cerca ya de la zona europea que del temido descenso, le entran los sudores fríos a un Espanyol que venía de defraudar en Bilbao y que, casi sin darse cuenta enmascarado bajo su competitividad el resto de jornadas, ha sumado únicamente tres de los últimos 18 puntos; o lo que es lo mismo, lleva cinco derrotas en seis partidos. Y el próximo fin de semana, visita al Barcelona…

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