La defensa del Barça pasa de muro a coladero
El equipo azulgrana ya lleva encajados 18 goles, solo dos menos que en toda la temporada pasada, y no recibía cuatro goles en casa desde hace cinco años.
El Barça de Xavi levantó el título la temporada pasada gracias a una gran capacidad de rentabilizar los goles que marcaba y por su enorme solidez defensiva. Ter Stegen logró dejar la portería imbatida en 26 partidos y el equipo acabó el campeonato encajando solo 20 goles, una cifra bajísima.
Son solo dos más de los que ya ha encajado el equipo azulgrana cuando solo se han disputado 16 jornadas. A estas alturas de la temporada pasada, el Barça solo llevaba encajados seis goles y ya llevaba doce porterías a cero y en esta la cifra se reduce a seis. Además, hacía cinco años que no se encajaban cuatro goles en casa. (3-4 ante el Betis en 2018). El retroceso, en este aspecto, es abismal. De un muro se ha pasado a un coladero. La fragilidad defensiva del equipo está pasando factura y a Xavi cada vez le está costando más encontrar explicaciones a este desastre.
Falla la presión colectiva y los errores individuales se acumulan partido tras partido. Y, precisamente la defensa, no era uno de los problemas de este Barça “en construcción” en palabras de Xavi. Mantiene a todos los titulares de la temporada pasada e incluso añadió dos futbolistas indiscutibles como Iñigo Martínez, ahora lesionado, y Cancelo, que, en teoría llegó para poner fin al debate sobre el lateral derecho y ha acabado jugando en la izquierda.
Esto se explica, también, porque hay jugadores que no atraviesan por un buen momento. Koundé está totalmente desconocido. Muy alejado de su nivel cuando ha jugado en el eje y también en la banda; donde ayer Savinho lo destrozó. Araujo y Christensen sufrieron de lo lindo ante Dovbyk. Balde, indiscutible la temporada pasada hasta el punto de sentar a Jordi Alba, ahora juega con el motor gripado. Pero el gran problema, estados de forma al margen, es colectivo. Hay desajustes graves en la presión, cuando se hace, y falta mayor continuidad en el trabajo sin balón para tratar de recuperar balones cerca del área rival. En un correcalles, el Barça (casi siempre) tendrá las de perder.
Necesita el Barça cortar la sangría en su propia área y recuperar esa fortaleza como equipo que le permitió ganar la Liga. Si no se pone remedio será muy difícil que los azulgrana puedan volver a engancharse en la lucha por el título y, sobre todo, sufrirán de lo lindo en las eliminatorias de Champions.