ESPANYOL

La Brasil de Vinicius revitaliza la casa del “futuro” del Espanyol

La Seleçao ha convertido la Ciudad Deportiva Dani Jarque en su Granja Comary de Barcelona, entre baños de masas, canteranos que completan los entrenamientos y un personal entregado.

Gorka Leiza

“Ya se podría quedar alguno encerrado en el vestuario hasta la próxima temporada”, bromea un empleado del Espanyol. Y la chanza es recurrente. La estancia de la selección de Brasil, toda esta semana, en la Ciudad Deportiva Dani Jarque ha supuesto un soplo de aire fresco. En los cuarteles generales pericos, centro de entrenamiento del primer equipo todo el año y de los vaivenes de cantera, fútbol femenino, la alegría y naturalidad de la expedición verdeamarela está ayudando a digerir todos los sinsabores de una campaña dolorosa.

Las caras lo dicen todo. Dos nombres propios definen esa ilusión, por efímera que sea, que ha instaurado Brasil: Llorenç Serred y Xavi Rufo, portero y central del Juvenil B perico, quienes a inicios de semana se entrenaron con la pentacampeona del mundo. No por sus raíces brasileñas, que no tienen, sino porque a ellos recurrió el cuerpo técnico de Ramon Menezes a falta de piezas que estaban por llegar; nada menos que Ederson, que llegó tarde por su conquista de la Champions, en el caso del meta.

Serred no sólo estuvo deteniendo lanzamientos a los atacantes de Brasil, y compartiendo ejercicios con Alisson Becker, sino que también recibió los consejos de Cláudio Taffarel, preparador de guardametas y campeón del Mundo en 1994. Rufo participó en un partidillo, en que fue de menos a más conforme le iban pasando el esférico, al ver que no desentonaba en absoluto entre los Militao, Marquinhos y compañía.

Y todo, a la vista de los medios de comunicación, más de 80 acreditados, para quienes los entrenamientos son absolutamente abiertos, previo paso de dos futbolistas al día por la sala de prensa.

Llorenç Serred, en el entrenamiento del lunes con Brasil.Joan M. Bascu

También los pudieron seguir de cerca los afortunados chavales de los equipos del fútbol base que todavía se ejercitan en la Dani Jarque, en los últimos coletazos de la temporada. Dos días, lunes y martes, tuvieron que gritar desde el campo 3 el nombre de sus ídolos para obtener un saludo lejano, una sonrisa. Hasta que el miércoles todo se organizó debidamente para que, al término de la sesión de Brasil, pudieran pedir autógrafos, fotografiarse juntos, expresarles su admiración.

Ahí, Vinicius Júnior fue indudablemente el más aclamado. La gran estrella. Hasta el punto de que expresó su gratitud horas después a través de las redes sociales, con algunas de esas instantáneas envuelto en decenas de niños, de canteranos del Espanyol, a los que describió con un escueto pero directo mensaje: “El futuro”.

Entregado el personal del Espanyol en todas sus facetas, y reforzado el sistema de seguridad –privada, municipales, Mossos d’Esquadra…– por los incontables curiosos que han ido apareciendo por el perímetro, tampoco se han resistido estos días emblemas del Espanyol y actuales técnicos del fútbol base como Alberto Lopo, Toni Velamazán, Manel Martínez, o el jefe de captación, David García, a seguir parte de los entrenamientos, cuando sus obligaciones se lo permitían.

Y en la sesión del miércoles irrumpió alguien a quien toda esta generación brasileña de los Rodrygo, Richarlison, Danilo o Lucas Paquetá anhelaría emular. Y es del Espanyol. Se trata de Joan Capdevila, campeón del Mundo con España en 2010, quien les dio la bienvenida como representante del club, departió con Vini y expresó su “placer por recibir tanto talento en Barcelona”.

El fervor de los canteranos, del personal del Espanyol, de los privilegiados que han asistido a esta semana en que la Dani Jarque se ha convertido en la Granja Comary barcelonesa de Brasil, se trasladará el sábado a la afición. Será a las 21:30 en el Stage Front Stadium, que estrenará por todo lo alto esa nueva denominación, con el choque entre la Seleçao y Guinea. Que es un amistoso, y mucho más.

Bajo el lema Com racismo não tem jogo (Con el racismo no se juega), el partido se convertirá en un auténtico alegato contra el racismo, a raíz de los capítulos sufridos precisamente por Vinicius esta temporada. Para visibilizarlo, Brasil vestirá de negro toda la primera parte. Y, tras la segunda, se despedirá de Barcelona, no sin antes haber sembrado una semilla de ilusión en la casa del “futuro” del Espanyol.

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