La alarma y el entusiasmo
El Cádiz quiere escapar cuanto antes de la zona de descenso ante un Betis tan soñador como cauto. Se prevén rotaciones por parte de Sergio y de Pellegrini con miras al futuro inminente.
Las luces del Nuevo Mirandilla se encienden para que los valientes levanten la mano. El Cádiz espera más de sí mismo y ya hace cuentas cuando quizás deba evitar hacerlas. El Betis sueña con casi todo y vislumbra la Champions como ese reto a veces utópico y a veces creciente (sigue el partido en directo en As.com). Ambos caminan sobre vías opuestas, pese a que se cruzan necesidades de cambiarlo todo. El Cádiz no ganó aún en casa. Los verdiblancos no vencen fuera desde hace casi dos meses. ¿Quién romperá la baraja?
Nadie quiere mirar de reojo a estas alturas, pero resulta inevitable pensar en el futuro. Y tanto Cádiz como Betis miden sus cansancios en una cita que sirve de antesala a duelos más directos por cada lucha. El conjunto amarillo tiene una visita al Rayo a la vuelta de la esquina. Los verdiblancos reciben al Atlético de Madrid después para medir la fiabilidad de su candidatura. Habrá rotaciones en escena. Más por prevenir que por curar. Pero también la firme intención de que sólo sirve ganar.
Al Cádiz le sentó mal ese penalti anotado por Stuani en el descuento que le robó dos puntos en la última jornada. Sergio quiere mantener la solidez de su equipo y también refrescar algunas líneas con bazas imprevistas. Su medular, con sus inseparables aliados Alcaraz y San Emeterio, parece difícilmente alterable, mientras que Chust y Alejo se caen debido a que el físico les dijo basta. No habrá grandes variaciones en ataque, aunque Lucas Pérez quiere un sitio para agarrarse al plan de su técnico.
En el Betis hay mucho más color que tono gris. Sin demasiado ruido en su música, trata de mantener su filosofía en escena y confiar en que su capacidad de crecer aún no encuentre su límite. Canales podría descansar con miras al Atlético mientras Willian José agarra su turno y hasta Joaquín se aferra al suyo. Todo ello en la batalla entre la pizarra contenida de Sergio y la ambición desatada de Pellegrini.