Kirian busca coronar la cima del Metropolitano
Es “el emblema” de Las Palmas y cada vez aporrea más fuerte la puerta de la Selección. Esta semana extendió su contrato hasta el año 2028.
La de Kirian Rodríguez es una de esas historias vitales que reconcilian a uno con la ciencia y la vida. Con el poder del fútbol, que para tanta gente es lo más importante de la propia vida. “La cosa más importante de las menos importantes”, como dijo Valdano. Hace poco más de un año hacía sonar la campana que anunciaba que había superado con éxito el tratamiento contra un linfoma de Hodgkin, y hoy es uno de los centrocampistas más importantes de España. “Es el emblema de Las Palmas”, decía ayer su propio entrenador, García Pimienta, para quien el 20 siempre fue intocable. Normal.
La temporada pasada llegó a tiempo para achuchar como el que más en la lucha por el ascenso y ahora se desliza sobre los campos de Primera con la elegancia de siempre. Lo mismo como mediocentro que como volante, siempre más a gusto. Nunca se quejó. Afanado en tareas más defensivas por las necesidades del guion, jugando unos metros más atrás de donde le conviene, el salto de calidad de Perrone, cedido por el Manchester City, le permitió avanzar en el campo y en su rendimiento.
Los números de Kirian evidencian, además, la solvencia del líder del equipo revelación de la temporada con permiso del Girona. Solo se perdió un partido, en San Mamés, y porque estaba sancionado. Ejerciendo de capitán ante la marcha de Viera, se plató en Bilbao para arengar a su tropas. Solo calentó banquillo en el Bernabéu y porque tocaba rotar. Ha sido 22 veces titular, ha jugado 1.956 minutos y es, con cinco goles (uno de ellos, imagen que ilustra este reportaje, contra el Atlético en la ida), el pichichi de Las Palmas. Su efectividad en el pase se eleva hasta el 89,68 % (1633 buenos de 1821 intentados). Hoy, en la capital de España, podría coronarse en un Everest del fútbol europeo.
De no mediar traspaso, jugará en Las Palmas hasta 2028. En Gran Canaria tienen a un líder para un buen rato. “Quién lo diría: un chicharrero siendo capitán de Las Palmas”, dijo, siempre bromista, cuando asumió el brazalete una vez que lo Jonathan Viera se hizo insostenible. Sus arengas en césped y vestuario se hacen tan virales como emotivas. Escuchándole parece imposible decir y transmitir más usando menos palabras. Es el líder sobre el césped, fuera de él y también en la calle. Mira al presente y al futuro. Nunca para atrás. Ni en el campo ni en la vida.