Juan Cruz, una revolución para el Leganés a precio de saldo

Butarque tiene olfato. El estadio del Leganés intuye méritos y pronostica gestas. Lo hace con el latido de ovaciones que anticipan hazañas. Por eso cuando Juan Cruz salió al césped en el 61′ del duelo ante Las Palmas la cadencia de los aplausos en el doble cambio mutó. Tapia fue recibido con júbilo. El hispano-argentino, con un restallido de euforia. En el concierto de palmas desatadas había algo de reconocimiento y algo de esperanza. Lo primero, porque un gol del ‘11′ pepinero reestrenó a los blanquiazules en la élite ante Osasuna. Lo segundo, la esperanza, se intuía porque, con 0-0 en el marcador, ante Las Palmas, Juan podría ser de los futbolistas que cambiara la dinámica de partido. Y el olfato de Butarque, de nuevo, acertó.

Lo que no sabía ninguno de los 10.052 espectadores que reabrieron La Avenida de los Once Leones a Primera División es que aquellos aromas de gloria que intuían con la entrada del ‘11′ al campo acabarían mimetizados con el sabor de la pólvora requemada y humeante que emanó de la bota izquierda de Juan sólo diez minutos más tarde de entrar. Este extremo zurdo se inventó un golazo. Quizá uno de los mejores de todo el curso que está por venir. Sin dudas, de lo más bonito en estas dos primeras jornadas del campeonato.

Nacido en Quilmes (Argentina) hace 24 años, pero criado en Málaga, Juan Cruz arrancó volcado a la derecha en tres cuartos de cancha. Tiró de diagonal, avanzó unos cuantos metros y a unos 25 de la meta que defendía Cilessen, se inventó un trallazo de trayectoria suave e impacto rotundo. Como recibir un puñetazo a cámara lenta. Sólo que este golpe resonó como una bomba en la garganta de todo el estadio que, al completo, entró en shock por lo visto sobre el verde. Él, mientras, lo celebró como si nada, alzando los brazos hacia el público en gesto de duda mientras sus labios, esos que soportan un fino bigote moderno, parecían decir “Alucinante, ¿verdad?”.

Goles siempre clave

Fichado por el Leganés en el pasado mercado invernal, Juan suma sólo seis goles en su haber como pepinero, pero casi todos han sido para dar pasos de gigante en su historia con el club madrileño. El primero, ante el Amorebieta, dio a un triunfo clave para el ascenso (0-1) cuando el Lega jugaba con 10 desde el 30′. Luego, ante el Racing de Ferrol, en la penúltima jornada, hizo el 1-2 que pudo ser del ascenso de no haber sido por el penalti de Nyom en el 93′. Luego, en la última fecha, ésta sí, la del ascenso, certificó el triunfo ante el Elche (2-0) con el que fue último gol del Lega en Segunda.

Ahora, ya en Primera, hizo el primero en el reestreno, un tanto que le unió a nombres como Víctor Díaz, Gabriel Pires o Jonathan Silva, los únicos tres pepineros en la historia que han hecho un tanteo en la jornada inaugural de Primera. Claro que no hay ninguno que haya marcado en las dos primeras jornadas… hasta ahora que él, Juan, ha derribado esta barrera.

“El Leganés me ha cambiado la vida”

“Ah… no lo sabía… pues muy bien… muchas gracias”, respondió al dato para acabar tras el partido su comparecencia en zona mixta, ésa duró casi menos que lo que tarda en armar la pierna izquierda. Lo suyo no son las palabras. Ésas las pone su entrenador. Borja Jiménez, tras el partido, aclaró los motivos de una suplencia justificada. “Las Palmas incidió en nuestras contras en la previa y hemos querido buscar lo contrario al principio para ir a por ellas al final. Y ahí, a campo abierto, Juan podía ser determinante. Lo ha sido”, aclaraba el técnico al tiempo que vacilaba: “En el vestuario dicen que ha sido por el cambio de look”.

“Están con la coña de que es el pelo. No sé qué haré, si me lo cambiaré de nuevo”, decía Juan, que ha pasado de las rastas a un llamativo corte con mechón rubio a la altura del cogote. Una combinación llamativa. También la simpleza con la que explicó su golazo. “Recibo pensando que tenía que meter gol, me meto para dentro, que es lo que más me gusta. Disparo con el alma y va para dentro”, dijo simple, tranquilo. Como también reconoció que el Leganés “me está cambiando la vida. La confianza en un jugador es lo máximo. Aquí me la dan. Con el cariño de la gente, me están saliendo las cosas muy bien”.

Un chollo de un millón

Una confianza que inició Txema Indias. El director deportivo del Leganés se empeñó en ficharlo, primero, como cedido y, después, incluir una cláusula de compra en caso de ascenso. En el primer proceso se lo quitó al Elche convenciendo al muchacho. Porque el Betis y sus agentes lo veían mejor en el Martínez Valero.

Además, Indias logró que el coste de comprar a Juan fuera sólo de un millón de euros en caso de ascenso. Un precio que los blanquiazules han pagado gustosamente y que empieza a quedarse corto para tasar a un futbolista con contrato hasta 2028 que, de seguir este ritmo, durará poco en Butarque. Mientras tanto, el estadio lo disfruta con el aroma de los grandes futbolistas.

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