Jaume Doménech: “Xabi tiene una papeleta complicada con Vinicius”

No están siendo días felices para Jaume Doménech (Almenara, Castellón, 1990). A las fuertes emociones revividas por el aniversario de la dana se ha sumado el fallecimiento de su querido Ochotorena. Su vida ha dado un giro radical tras decidir que renunciaba a seguir bajo los palos para hacer piña familiar ante un problema de salud de su hija. Rechazó una gran oferta de Arabia y otra de LaLiga para estar junto a los suyos. A pocos días de cumplir 35 años, Doménech, el alma del vestuario del Valencia durante una larga etapa, es un aficionado más que sufre por su equipo.

¿Está siendo una semana dura?

Bastante. Han vuelto los amargos recuerdos de la tragedia de hace un año y hemos perdido a un buen amigo. Visité a “Ochoto” varias veces en su casa durante los últimos meses e intuía lo que iba a pasar, pero es difícil enfrentarse a la realidad de que ya no va a estar con nosotros.

¿Cómo está su hija?

Bien, va al colegio y hace vida normal, pero va a necesitar someterse a cuidados médicos permanentes y está mentalizada para ello a pesar de lo pequeña que es.

¿Estaba a punto de marcharse a Arabia cuando tuvo que variar el rumbo?

Sí. Queríamos vivir una aventura familiar en el extranjero y nos íbamos a ir todos, pero el destino tenía otros planes.

Priorizó la familia sobre el fútbol…

No me veía capaz de estar fuera sin ellos. No me iba a perdonar dejar sola a mi mujer en este proceso con mi hija o que mi hijo tuviese que estar con las abuelas mientras la niña estuviera en el hospital con su madre acompañándola. No tenía sentido. Había dado el sí a una buena oferta, pero lo importante era estar en casa con la familia.

¿Tuvo ofertas de España?

Sí. A última hora, cuando ya había dado el sí al equipo extranjero, me llegaron dos, una de ellas de Primera División. De haber aceptado iba a estar más cerca de la familia, pero tampoco me motivaba si ellos no podían vivir conmigo el día a día.

¿No tuvo dudas?

Lo tenía muy claro. Deportiva y económicamente eran buenas opciones y tal vez si estuviera empezando en el fútbol podría haber dudado, pero a mi edad y con una estabilidad financiera ganar más dinero no iba a cambiar mi estilo de vida. Di prioridad a lo que pensé que era más importante.

¿Echa de menos el fútbol?

Sin duda. No tenía intención de dejarlo tan pronto, pero las cosas vinieron así y estoy contento con la decisión que tomé.

Va a cumplir 35 años ¿podría volver si su hija mejora?

La decisión es irrevocable porque el tratamiento no es algo a corto plazo. Es un tema crónico, lleva un proceso y tenemos que estar a su lado.

¿Cómo se plantea el futuro?

Por suerte me han llegado varias propuestas de trabajo y estoy a punto de decidir. Ahora soy comentarista, pero haré algo para dedicarme a tiempo completo. A mí me gusta estar cerca de los jugadores, siento que ellos confían en mí y que tengo empatía para ayudarles a crecer. Puede ir por ahí mi futuro.

¿Cómo ve a su Valencia desde la distancia?

Con preocupación. Me duele no estar en el vestuario porque veo a mis compañeros jodidos, sufriendo y no pueden refugiarse en mí como otras veces. Valencia es una plaza bastante exigente y requiere una personalidad muy fuerte cuando las cosas no van bien. Antes solía apagar fuegos y levantar el ánimo de todos, pero ahora no puedo estar a su lado a diario.

¿Falta un Doménech en el vestuario?

No puedo asegurarlo porque ya no estoy dentro. Yo soy muy tranquilo en lo emocional, era capitán y tenía experiencia. Me gustaba acercarme a los jugadores cuando sentía que lo necesitaban. Trataba de conectar con ellos para encontrar la salida del laberinto y solía conseguirlo. No sé cómo lo hacía, es algo innato.

Parte de la afición increpa a Gayá…

José Luis es como mi hermano. Llevamos doce años juntos. Es una persona que se lo guarda todo y no exterioriza como yo sus emociones y sentimientos. Él es introvertido. Nunca criticaré a mi afición porque es lo más grande que tenemos y será clave para remontar el vuelo, pero hay que intentar suavizar la crispación por el bien del equipo. Gayá es un guerrero y convertirá los reproches en aplausos.

Ahora llega el Madrid en el Bernabéu…

Hay que ser realistas. Tenemos momentos buenos, pero en las segundas partes el equipo se cae a veces. Debemos ser compactos y sólidos en defensa. Si no es así lo pasaremos muy mal, pero sacar algo positivo del Bernabéu tendría un impacto anímico brutal. La dinámica del equipo no es buena y será complicado rascar algo, pero recuerdo que hace unos meses, en abril, ganamos 1-2.

Dice Cañizares que Courtois es el mejor portero que ha visto…

Yo era muy de Víctor Valdés y de Palop, que era mi ídolo, pero la suficiencia que tiene Courtois para llegar a balones casi imposibles no se la he visto a nadie. No sé si será el más completo de la historia, pero el que más para con menos esfuerzo seguro que sí. Me parece sobrenatural lo que hace.

¿Cuál es su mejor recuerdo ante el Madrid?

El 4-1 de 2020 en Mestalla con tres penaltis a favor, que marcó Carlos Soler. Fue una pena que no hubiera afición en la grada porque era la época del Covid, pero lo recuerdo con mucho orgullo.

Kroos le metió un gol olímpico en la Supercopa del mismo año....

Cierto. Hubo un córner en contra y salí de la portería un momento para corregir la posición de un compañero porque habíamos ensayado las marcas en el balón parado. Kroos lo vio y con lo inteligente que es y su toque de balón lanzó y no pude evitar el gol. Fue difícil de procesar ese momento.

Si fuera Xabi Alonso ¿pondría a Vinicius?

Tiene una papeleta complicada Xabi. Si lo pone puede lanzar un mensaje a la plantilla de que si cruzas líneas rojas no hay consecuencias, aunque haya pedido perdón, pero también puede darle un voto de confianza si ha pedido disculpas y son sinceras. En esos casos creo que siempre hay que priorizar al equipo.

¿Cómo se puede parar a Mbappé?

Ni idea porque está en modo letal. Me encantan su verticalidad y explosividad. Mis compañeros lo van a tener complicado.

¿Lo verá en casa junto a la familia?

No lo veo con amigos porque no puedo concentrarme del todo y yo lo vivo mucho, así que lo veré al lado de mi hijo, que tiene cinco años y es un gran fan del Valencia.

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