SEVILLA

Isco, el fichaje-desastre

Avalado en el Sevilla sólo por Lopetegui, la marcha del vasco lo descentró, se enfrentó a Monchi y su falta de implicación acabó por espantar a Sampaoli.

Llegó con suspicacias y sin pretemporada

Isco aterrizó en Sevilla el 7 de agosto entre las suspicacias de una afición que, como había ocurrido también en la planta noble del club, andaba dividida acerca de su fichaje. Unas condiciones económicas favorables, muy diferentes a las que el malagueño solicitaba al comienzo del verano, permitieron que firmara en Nervión, que pronto pareció ilusionarse: más de 5.000 sevillistas acudieron a su presentación sin saber cuándo comenzaría el centrocampista a jugar. De hecho, llegaba a pocos días de iniciarse el campeonato y sin haber hecho una pretemporada. Seguramente, eso le pesó a un físico que últimamente tenía menos aún de privilegiado.

Un artista entre demasiados artistas

Papu Gómez, Óliver Torres, Suso... e Isco. Demasiados futbolistas con el mismo perfil, algunos como Suso recién regresado de una lesión, gente que nunca destacó por su poderío en el robo de la pelota. Además, el ‘obrero’ Fernando Reges jugaba con el peso de lo que luego se revelaría como una enfermedad grave que le tuvo muchas semanas fuera de los terrenos de juego. Comprometido también en la destrucción en algunos de sus primeros encuentros como ante el Espanyol, en el que llegó incluso a tirar del carro, Isco fue consumiendo su ímpetu a medida que los malos resultados ponían en entredicho la planificación del Sevilla... Y sobre todo, a Lopetegui.

Con Lopetegui discutido o sin Lopetegui

Muy pronto, los fantasmas que perseguían en el Sánchez-Pizjuán al entrenador vasco incluso en los momentos de bonanza fueron multiplicándose a medida que el equipo se hundía en la tabla y recibía goleadas como las del City en Champions o el Barcelona. Lopetegui había sido el gran valedor, por momentos el único para que Isco aterrizara en el Sevilla y ese sentimiento resultaba mutuo. Tanto, que el malagueño le llegó a recriminar a Monchi delante de la plantilla que estaba en el club “por Julen” y no por él. El del director deportivo e Isco fue un roce muy subido de tono... y no el único que tuvo.

Roces con Monchi y con Sampaoli

Cierto que en un vestuario que ha pasado y pasa por muy malos momentos, necesitado de líderes, resulta mucho más difícil cuajar, pero en estos cuatro meses como sevillista Isco no encajado ni dentro del campo ni tampoco fuera de él. En los últimos tiempos, hasta Jorge Sampaoli perdió la fe y tuvo que enfadarse con el de Arroyo de la Miel cuando en el calentamiento de Copa del Rey contra el Velarde hizo ademán de no querer jugar por unas molestias, a las que el técnico argentino no atendió. El de Casilda acabó alineándole durante más de 60 minutos.

‘Fuera de forma’ tras las vacaciones

Tras las minivacaciones que el entrenador concedió a los no mundialistas, Isco llegó en ‘mal estado de forma’, por decirlo de una manera menos gruesa de lo que se vio en el club. Eso confirmaba del todo otra de las frases que asomaba ya por la caseta a mediados de noviembre: “Isco no está ni se le espera”. Sampaoli vio escasa implicación y el jugador siguió poniendo poco de su parte al faltar a varios entrenamientos grupales por unos problemas físicos sin determinar. No fue convocado para ninguno de los amistosos preparatorios, ante Mónaco, Benfica ni Volendam, mientras se le buscaba sin disimulo una salida, en el intento de arrancarle algo de dinero. Pero ningún otro club ha ofertado por él y no quedó más salida que la rescisión.

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