Gragera, del síndrome de Raynaud a vivir el sueño de Primera

Apenas tres días después de ser presentado en el auditorio Juan Segura Palomares del RCDE Stadium, José Gragera (Gijón, 2000) debutó en Primera División. Lo hizo en un Espanyol con diez que aguantó el empate ante Osasuna (1-1), un guion de partido de pico y pala que seguro que le recordó a los 91 encuentros jugados en la división de plata con el Sporting. El centrocampista, internacional Sub-21, por quien el Espanyol ha pagado 2,8 millones, está llamado a hacer carrera en el club blanquiazul, que ha contado con otros asturianos ilustres que han dejado huella como Ricardo Teruel (168 encuentros), también de Gijón. “Sabíamos que iba a jugar en Primera División”, dijo Toni Clavero, ahora en el cuerpo técnico de la Ponferradina y antes en el Sporting con David Gallego.

“Tiene buenas condiciones. Defensivamente es fuerte, gana duelos, tiene capacidad física y buen juego aéreo. Puede jugar de mediocentro en un 4-3-3 o en el doble pivote. Puede jugar entre centrales y tiene juego en largo. Quizás le puede faltar tener más ritmo con el balón y experiencia, pero eso se gana con partidos en la nueva categoría. Este chico tiene futuro”, comenta el que fuera también preparador físico del Espanyol en la campaña 2019-20. El propio jugador declaró que se fija en futbolistas como Dani Parejo o Rodrigo Hernández, de Villarreal y City respectivamente. Según Olocip, la plataforma de inteligencia artificial, si Diego Martínez le da continuidad, el futbolista cuadruplicará su valor en apenas estos cinco meses, mientras que se situaría entre los mejores mediocentros posicionales del campeonato.

La historia de Gragera ha estado llena de contratiempos desde su debut. Formado en Mareo, con 18 años le tocó debutar con el primer equipo y fue con Miroslav Djukic cuando empezó a tener continuidad. Pero ese 2020 fue un año negro en su vida por el fallecimiento de su padre. Pese a la desgracia, el mediocentro, que solo tenía 19 años, se entrenó esa mañana y jugó el fin de semana en El Molinón, ovacionado por la hinchada: “Desde que llegué al campo fueron muchas emociones en la cabeza. Me han ayudado mucho mis compañeros. Mi padre era muy futbolero y creo que él lo querría así, saqué fuerzas de donde no tenía por él. Agradezco muchísimo a mis compañeros sus gestos, son grandes personas”, comentó el jugador. “Este chico va a ser futbolista”, replicó Djukic, que confió en él. El abuelo de Gragera también fue futbolista: le apodaron ‘Sangrona’ por la tranquilidad que tenía con el balón.

Asentado ya en el primer equipo para los distintos entrenadores que pasaron por Gijón (David Gallego, Jose Luis Martí y Abelardo Fernández), Gragera pasó por otro contratiempo en 2021 después de pasar la COVID. Él mismo lo explicaba así: “No me riega bien la sangre hasta las manos y muchas veces me genera un cosquilleo incómodo. Incluso las manos se me ponen moradas o hasta amarillas”. Es lo que se conoce como el síndrome de Raynaud, por lo que mediocentro se vio obligado a jugar con guantes durante buena parte de la temporada. Tuvo que salir a explicarlo ante los comentarios en redes sociales.

Al margen de esas vicisitudes, Gragera vivió el sueño de debutar con la Sub-21 de la mano del actual seleccionador español, Luis de la Fuente. De corazón sportinguista, pero señalado por todos como una de las ventas del club, el centrocampista siempre declaró que se iría cuando la oferta también fuera buena para el club. Ese momento llegó ahora en enero. Paso a paso quiere convertirse en el el mediocentro titular del Espanyol. Este lunes, pese a la vuelta de Vinicius Souza, puede tener la primera oportunidad haciendo pareja con el brasileño.