Gazzaniga reina en el caos

Hay veces que destacar a un protagonista de un partido, o el MVP, es una tarea complicada. Otros, que es la más sencilla del mundo. Paulo Gazzaniga detuvo tres lanzamientos desde los once metros al Athletic en dos penaltis (uno se repitió) para que el Girona salvara un partido que perfectamente pudo perder. El guardameta argentino hundió moralmente a los visitantes y dio alas a los suyos, que buscaron el gol con mucha más insistencia al final. Un partido abierto, bonito y singular, marcado por los penaltis, pero que tuvo mucho juego de ambos equipos. Y si el Girona no sentenció el duelo antes fue porque Álex Padilla, el otro portero, también realizó una actuación memorable, salvando a su equipo en el descuento. Incluso le acertó el lado en el penalti a Stuani, pero no pudo evitar que el uruguayo diera los tres puntos a los de Míchel.

No es ningún secreto que la salida de balón del Girona no es negociable y que presionarles alto es una de las mejores formas de hacerles daño. Muchos equipos lo intentan, pocos lo hacen tan bien como el Athletic. El equipo de Valverde estuvo siempre bien colocado, ordenado, sabiendo cuándo y a quién saltar. Y lógicamente complicó las cosas al Girona. Avisó Guruzeta con un disparo lejano, metió el susto en el cuerpo a toda la parroquia local Berenguer en el 19′. El vasco conectó una volea espectacular tras presionar a Miguel en la salida.

El Girona, cuando logró superar la primera presión, se precipitó demasiado para desesperación de Míchel, muy nervioso en la banda. Uno de los que pedía calma fue Miguel, lateral izquierdo sobre el papel, jugador omnipresente sobre el césped. El ex del Real Madrid, por dentro, fue quien más problemas generó a una defensa que sin embargo controló bien a Abel Ruiz y Danjuma.

El Athletic creció con los minutos y sus opciones para adelantarse fueron ‘in crescendo’. La primera, la más clara, un penalti que Gazzaniga paró a Berenguer. Arnau derribó al jugador del Athletic y él mismo fue el encargado de tirarlo. No fue su mejor lanzamiento. Pocos minutos después Guruzeta se disfrazó de Van Basten para conectar una volea impresionante que salió fuera por centímetros.

Pero el Girona también tuvo las suyas. Las más claras en las botas de Danjuma, siempre asistido por Miguel. De hecho, pese a que el 1-0 fue obra de Asprilla, los méritos volvieron a recaer sobre el lateral de Míchel. El colombiano puso un centro al corazón del área que Miguel dejó pasar, despistando a Padilla. Una sutileza, probablemente pensando que estaba en fuera de juego, que adelantó a los de Míchel. Una felicidad espuria, pues dos minutos después, tras una gran combinación dentro del área, Sancet empató el encuentro. La nota negativa para los athleticzales fue la lesión del centrocampista, el mejor local de largo. Antes del descanso, tanto Berenguer en una jugada personal como Danjuma en una carrera a la espalda de la defensa, pudieron poner por delante a sus equipos.

Si el partido ya había entrado en una fase de descontrol en los últimos minutos de la primera parte, el inicio de la segunda fue directamente una llamada al caos. Primero, por el VAR. Señaló penalti sobre Iñaki Williams por una patada de Danjuma. Nada que objetar ahí. ¿El problema? Que la jugada venía precedida de una mano muy clara de Unai Gómez en el centro del campo que no le mostraron al colegiado. Lo pateó Iñaki Williams y otra vez Gazzaniga lo paró. Pero el VAR mandó repetirlo porque el portero argentino se había adelantado muy sutilmente. Y Gazzaniga lo volvió a parar. Tres penaltis, a tres lanzadores distintos (en este caso fue Ander Herrera) en un mismo partido. Inaudito.

Con el duelo roto, transiciones rápidas y olvidándose ambos cada vez más del rigor táctico, el partido se convirtió en una triple en la quiniela. Un triple que, sin embargo, fue decantándose hacia el uno. Asprilla disparó al palo (seguramente tras un fuera de juego previo) y el encuentro se detuvo durante unos minutos por un percance médico en la grada. Nada de eso frenó a un Girona que buscó más activamente la victoria y que gozó de alguna opción para lograrla. Los tres penaltis fallados pasaron factura a un Athletic con mucha menos confianza, temeroso de perder el partido. Padilla fue esta vez quien salvó a los suyos, con una parada espectacular tras un cabezazo a quemarropa de Yangel Herrera pero nada pudo hacer con el penalti del siempre infalible Stuani en el minuto 99′. Un penalti polémico, otra más, que dejó los tres puntos en Montilivi.

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