Garri jugará en el Celta Fortuna

Real Valladolid y Real Club Celta han firmado este miércoles el acuerdo definitivo para la cesión de Iván Garriel, Garri, a la entidad celeste, que se guarda una opción de compra para el caso de que el rendimiento del lateral iscariense sea del agrado de los vigueses. Dicha cláusula es una de las que demoraron una operación que se perfiló durante semanas, y que provocó algún que otro tira y afloja habitual, al que se añadieron otras variables que los blanquivioletas querían incluir por si su canterano debuta en Primera como celtiña o si, de darse ese estreno, tuviera continuidad.

Aunque inicialmente Garri estaba llamado a realizar los preceptivos controles médicos con el resto de jugadores del Real Valladolid, a última hora fue liberado de estos y durante la jornada del martes, en la que comenzaron, estuvo en Zorrilla despidiéndose de los que han sido sus compañeros, antes de emprender un nuevo rumbo en el que buscará elevar las prestaciones que dio durante la temporada pasada, en la que la que no terminó de ser tan protagonista como se esperaba.

Lo esperaba el mismo futbolista y lo esperaba también el club, que, después de meses de negociación, y de que estas estuvieran a punto de romperse antes de la llegada de Domingo Catoira, acabó cerrando su renovación a finales de agosto y hasta 2027. A la postre, la muletilla de “jugador de la primera plantilla a todos los efectos” persiguió a todas las partes, puesto que desde la misma pretemporada se había visto que para Paulo Pezzolano no tenía una consideración así de firme y de precisa.

Frente a esa catalogación, que fue fruto del interés -sobre todo- de Atlético de Madrid y Copenhague en comprarlo y del buen nivel que había ofrecido en cursos anteriores, en los que fue el lateral izquierdo titular de la selección española en la generación de 2005 durante tres años seguidos, su campaña 2023-24 no fue para el recuerdo ni siquiera a pesar del soñado debut con el primer equipo, con el que disputó ocho minutos en Liga y otros 70 en Copa del Rey, puesto que en el cómputo global de la temporada, después de bajar al Promesas, no fue capaz de alcanzar los 700 minutos.

No en vano, los continuos problemas físicos le impidieron encontrar continuidad, con la eliminatoria copera ante la Peña Deportiva como prueba: después de ser titular en ella, y aun teniendo molestias, jugó con el filial, se lesionó y se perdió varias semanas de competición (algo que otras veces pasó por decisiones “logísticas” de Pezzolano). Como quiera que las molestias eran recurrentes, y por momentos constituyeron casi un ‘Expediente X’, según confesaban algunas fuentes de Zorrilla meses atrás, el club quiso preservar su salud y, en suma, terminó por no jugar más de tres partidos seguidos, en una sola ocasión y allá por el mes de febrero.

Pese a ello, la imagen que en el mercado existía de Garri seguía siendo buena, hasta el punto de ser varios los filiales que se interesaron por él. Alguno, como el del mismo Celta, ya lo había hecho en invierno, aunque las negociaciones no fueron sencillas, habida cuenta de la esperanza que en las oficinas de Zorrilla sigue habiendo de que ofrezca una mejor versión que la vista la pasada campaña amenazaba con encarecer la operación por encima del deseo celeste, que, aun así, no cejó.

No cejó hasta acabar perfilando una operación que, según informó semanas atrás El Desmarque, dejaba la opción de compra que tendrá el club vigués por debajo de los tres millones de euros, sin menoscabo de que incluya otras variables, como el Real Valladolid deseaba, aunque menos cuantiosas de lo pretendido inicialmente.

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