BARCELONA-REAL MADRID

“Gane quien gane, gana Ondarroa”

El Clásico será muy especial en el pueblo vizcaíno de Iñigo Martínez y Kepa, con apenas 8.000 habitantes. Los dos comenzaron allí en el centenario Aurrera.

EITB

EI Clásico es mundial (se estima una audiencia televisiva planetaria de más de 600 millones de espectadores) y también, a su manera, íntimo. Seguramente en ningún punto geográfico fuera de Barcelona y Madrid se va a seguir el choque de hoy como en Ondarroa, un pueblecito pesquero de apenas 8.000 habitantes en la costa vizcaína. La cuna de dos de los 40 privilegiados que estarán en disposición de jugar hoy el Clásico: el azulgrana Iñigo Martínez (32 años) y el madridista Kepa Arrizabalaga (29).

“Es un orgullo porque son dos chavales que salieron de aquí, de Ondarroa, sus familias siguen aquí y es fácil verlos de vez en cuando por el pueblo, gane quien gane este partido, gana Ondarroa”. Lo dice Mikel Santiso, el joven presidente (29 años) del centenario Aurrera, fundado en 1921 y primer escudo sobre los pechos de Iñigo y Kepa. La experiencia del portero allí fue breve. “Jugaba en nuestro equipo escolar, sin federar, y con 9 años el Athletic se lo llevó junto a tres niños más”, recuerda para AS. Una cuadrilla que iba a los entrenamientos en Lezama en taxi desde su pueblo tres días a la semana.

Un pueblo de porteros

Ser portero en Ondarroa es casi una tradición. Antes que Kepa estuvieron en la palestra Peio Agirreoa (portero del Athletic de 1978 a 1981 y sustituto del mítico Iribar) y más recientemente Eñaut Zubikarai, guardameta de la Real Sociedad entre 2008 y 2015. “También salieron de aquí otros dos buenos porteros, Oinatz Aulestia (jugó en el Bilbao Athletic) y Oier San Miguel”, cuentan en el pueblo. Lo curioso es que Kepa sabe lo que es marcar goles. En infantiles del Athletic tuvo que disputar cuatro partidos fuera de la portería... y logró dos tantos.

Fue sólo una medida de emergencia. Su destino era otro. Como dijo a los periodistas Agirreoa, su técnico en el Baskonia, en 2011: “Podéis escribir que el próximo portero de Ondarroa en jugar en el Athletic se llama Kepa Arrizabalaga”. No erró.

Iñigo Martínez, en su etapa infantil en el Aurrera de Ondarroa, club del que también surgió Kepa Arrizabalaga.Foto cedida por Mikel Santiso

Iñigo sí formó parte más activa del Aurrera (en la foto de arriba se le ve jugando en tierra y con un niño de espectador al fondo, Mikel Santiso) y de hecho este modesto equipo de Tercera RFEF edificará parte de su futuro gracias a él. “Del traspaso de Iñigo al Athletic nos correspondieron 600.000€ como parte del contrato que firmamos en su día cuando se fue a la Real”, explica Santiso. “Tenemos planeado emplear ese dinero en hacer mejorar nuestras las instalaciones”.

Iñigo y Kepa no se limitan a ser “un gran ejemplo para los chicos”, su cercanía con el fútbol local es total. El portero cedió entradas para un partido del Chelsea que el Aurrera sorteó para recaudar fondos y ahora ha sido el central el que les ha dado dos localidades para el Clásico con el mismo fin.

El Aurrerá sorteó dos entradas para el Clásico de hoy cedidas por Iñigo Martínez.Instagram Aurrera

Dos compañeros primero en el Athletic y después en La Roja con amigos en común en un pueblo donde son dos ondarrutarras más. “Iñigo ya era futbolista de la Real en Primera y aún era normal verle jugar a las cartas en el Gaztedi con su cuadrilla”, relatan en un pueblo volcado en la pesca de la anchoa. Y en el mar. El padre de Kepa fue remero en la escuela Antiguoka Ama aunque le transmitió al hoy portero madridista un hobby muy diferente. El cancerbero blanco fue de adolescente campeón de Vizcaya de canto de jilgueros.

La familia también es muy importante para Iñigo. Dicen que costó que saliera de la casa de su aita y su ama aunque la figura clave es su tio Carmelo, ingeniero metido a representante para ayudar al sobrino. Él fue quien negoció en el desembarco en Can Barça del central cuando terminó su contrato en Bilbao.

Kepa e Iñigo Martínez posan juntos en un entrenamiento de la Selección en Glasgow en 2019.RFEF

Los caminos de ambos, Iñigo y Kepa, han ido la mayor parte del tiempo en paralelo por la diferencia de edad pero con los años se ha ido afianzando la amistad entre estos dos paisanos. Compartir vestuario les acercó aún más pese a algún pero (“Alguna vez me ha echado alguna buena bronca”, bromeaba Iñigo en una entrevista conjunta en TVE hace tres años) y la mejor prueba es que el zaguero fue uno de los invitados en la boda del guardameta este verano en Marbella.

Lo que Ondarroa unió, los caminos de Iñigo y Kepa, no lo separará un Clásico.

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