ATLÉTICO DE MADRID

Gallagher, pequeños grandes gestos para ganarse a la afición

El centrocampista encandila a la hinchada del Atlético con su “adrenalina” en el campo y sus detalles fuera de él, como el de vestir a su sobrino con la equipación rojiblanca.

Conor Gallagher, en apenas un mes, es ya un ídolo entre la afición del Atlético. Desde su llegada (incluso antes), el centrocampista (24 años) ha dejado detalles de proximidad y de respeto, tanto dentro como fuera del campo, que han encandilado a una hinchada ilusionada con el nuevo proyecto. Si Julián es el refuerzo estrella, Sorloth está llamado a ser el hombre gol y Le Normand es todo un campeón de Europa con la Selección, Gallagher tiene ese algo que desde el primero momento ha enganchado.

Por un lado, ya desde antes de venir se percibió al inglés como un futbolista de puro perfil cholista. El pitbull, ni más ni menos. Y en dos ratitos de juego lo ha confirmado. En Bilbao ya demostró que no le arrugan los escenarios adversos y en el estreno en el Metropolitano, ante el Girona, dio pinceladas de esa agresividad en la presión que contagia. “Tiene algo que no se compra en ningún lado: entusiasmo, pasión, presión, ritmo…”, celebró Simeone tras el partido, a lo que añadió: “A los jugadores así hay que ayudarlos para que toda esa adrenalina que le ponen sea positiva para el grupo”.

Y si dentro del campo se ha mostrado como un futbolista comprometido, fuera ha dejado guiños de jugador cercano y respetuoso con el entorno, en la medida de lo posible por las dificultades del idioma y de ser un recién llegado. El último episodio que ha enamorado a la afición es el de vestir a su sobrino, un bebé de unos meses, con la equipación rojiblanca. Conor, haciendo Atleti en su familia y en su país.

Charlas con Trippier y Azpilicueta... y “¡Aupa Atleti!”

En verdad, ya desde antes de fichar se ganó el cariño de la gente. Porque al principio de todo, Gallagher dudó. Canterano desde niño del Chelsea, dejar el club de su vida, su ciudad y su país era un salto grande. Como si Koke hubiera tenido que salir del Atleti con 24 años. Es cierto que el británico ya había estado tres temporadas fuera, pero en cesiones para curtirse y triunfar en su equipo. Ahora era un adiós rotundo. Y apuró para decir el sí tras consultarlo con mucha gente, entre ellos Trippier y Azpilicueta. Después, fueron las complicaciones de la operación (Samu, João…) las que le hicieron regresar a Londres cuando ya había pisado el Metropolitano y se había entrenado en el Cerro y armarse de paciencia hasta recibir el OK definitivo casi dos semanas después. Él mantuvo su sí.

Gallagher llegó a tiempo para formar parte de la Noche de Bienvenida. En el ambiente ya se palpaba que entre la grada y el centrocampista había una conexión especial. Y el Metropolitano entonó por primera vez el Lo-lo lo-lo lo-ló, Co-nor Ga-lla-gher que tantas veces escuchó el jugador en Inglaterra. Y cuando tuvo el micrófono delante, se arrancó con el castellano: “Hola, no hablo mucho español. Estoy muy feliz. ¡Aupa Atleti!” y puños en alto para celebrarlo junto a una grada enfervorecida. Gallagher, que saltó al campo entre Harleys y con el Welcome to the Jungle de fondo, terminó la fiesta con una bufanda al cuello.

Siempre atento con los aficionados que se le han acercado, tanto en entrenamientos como en el hotel cuando llegó a Madrid (dos veces), haciéndose fotos e incluso subiéndolas a redes, y agradeciendo también el apoyo en los partidos, en casa y a domicilio. Gallagher, por ejemplo, cuida asimismo el detalle de rajar las medias justo por donde no pone ‘Atleti’. Gestos que son aplaudidos por una hinchada que tiene muchas expectativas puestas en el pitbull más cholista y atlético.

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