Fernando evita un milagro del Girona

La locura y el suspense reinaron hasta el último segundo en Almería. Tanto el equipo de Rubi como el Girona hicieron muy patentes sus problemas defensivos (han encajado goles en todas las jornadas) y regalaron un partido plagado de alternativas, goles y acciones polémicas. Un delirio colectivo de los que no gustan a los técnicos y que se saldó con un triunfo local por la mínima con un gol anulado a Yangel Herrera en el 97′ que pudo ser el 3-3.

El encuentro se volvió loco tras el descanso. Hasta entonces, el Almería apabulló a un Girona sin ideas en ataque, frágil en defensa y transparente bajo palos. Juan Carlos regaló dos goles a los locales, que firmaron un primer tiempo brillante y se fueron al descanso 3-0 y con los tres puntos aparentemente en el bolsillo.

El Almería fue puro vértigo de salida. Rubi plantó muy bien a su equipo con una orden muy clara: robar y correr. Lo vaticinó Míchel en la previa (“no podemos dejarles correr”), pero conocer el plan del rival no le sirvió de nada al Girona y Juan Carlos terminó de emborronarlo sumando otra actuación horrible al debate sobre su titularidad. Su continuidad bajo la portería del conjunto catalán se antoja insostenible.

Pero el Almería ya ganaba cuando el meta del Girona se convirtió en el triste protagonista de su equipo. Mendes conectó con Baptistao antes del primer cuarto de hora y el delantero indálico conectó un cabezazo perfecto para poner el 1-0. Luego llegó la jaimitada que firmaron entre Bernardo y Juan Carlos y El Bilal Touré se encontró la pelota franca para empujarla a la red. El meta salió donde no debía y la cesión de cabeza del zaguero fue un pase en profundidad para el delantero marfileño, que marcó su tercer gol consecutivo y ya se ha ganado un hueco en el corazón del recién renombrado Power Horse Stadium.

Arnau pudo evitar la sangría con un remate muy franco a la salida de un córner, pero su cabezazo se marchó fuera por poco. Sí cogió portería el misil con efecto que se sacó de la chistera Embarba desde muy lejos y ante el que debió hacer mucho más Juan Carlos, que sumó su segundo error de bulto de la noche y dejó a su equipo a una distancia prácticamente insalvable: 3-0.

El 3-0 parecía inabordable para el Girona, que transmitió muy malas sensaciones en el primer tiempo. Sin embargo, un rechace de un córner en contra dio origen a una transición vertiginosa que pilló a Fernando a mitad de campo y Riquelme, puro talento, aprovechó el regalo y metió a los visitantes, casi sin esperarlo, en el partido. Apenas habían transcurrido dos minutos del segundo tiempo y el Almería empezaba a ser consciente de que no habría recompensa sin sufrimiento.

El 3-1 dio alas al equipo de Míchel y generó alguna duda en los locales, que se multiplicaron cuando entró en acción el VAR para marcar a Cuadra Fernández dos penaltis que Stuani solo rentabilizó a medias. En el primero se topó con un Fernando gigante, que rompió la racha de 17 penaltis consecutivos marcados en Primera por el charrúa. El segundo fue otro cantar. Stuani cambió el lado de su lanzamiento, lo ajustó a la esquina y dejó inmóvil al capitán del Almería.

Como sucedió ante el Rayo, el Almería pasó de tener un 3-0 a favor a vivir un final con nervios. Ramazani tuvo dos ocasiones muy claras para sentenciar el partido, pero perdonó y condenó a su equipo a un sufrimiento absoluto. El suspense se mantuvo hasta el 97′, cuando Yangel Herrera remató de cabeza completamente solo y empujó el rechace de Fernando a la red. Sin embargo, el portero tenía una mano sobre el balón y el árbitro, secundado por el VAR, pitó la falta.

Ahí murieron las esperanzas de un Girona que entró muy tarde en el partido y cae a puestos de descenso. El Almería sale del pozo pero Rubi y los suyos deben ganar mucha solidez y aprender a cerrar los partidos si quieren ahorrarse toneladas de sufrimiento el resto de la temporada.