BARCELONA

Expediente Pablo Torre

El Barça, donde ya no jugó el curso pasado, observa con preocupación su cesión en el Girona. Bojan es el encargado de seguir la cesión, pero sólo ha jugado 123 minutos con Míchel.

Eidan RubioRFEF/EFE

Un cierto halo de misterio rodea la situación de Pablo Torre. Nacido en Soto de la Marina (Cantabria) hace 20 años, su fichaje por el Barça sonó como un trueno en el mercado nacional del fútbol. En una brillante operación relámpago, el Barça se lo birló al Madrid, que sólo le ofrecía el Castilla. Los azulgrana le prometieron formar parte del primer equipo, ir a la gira por Estados Unidos. A Pablo Torre le sonó bien la música. La coincidencia de agentes (a Xavi y al centrocampista les representa la empresa de Arturo Canales) hizo el resto y el cántabro, después de cerrar el trato a primeros de marzo, firmó en junio por el cub azulgrana hasta 2026 con una cláusula de 100 millones. El Barça pagó unos cinco millones al Racing, pero con unas variables que podían disparar el precio del fichaje a 20. Un fichaje modelo Pedri que ilusionó en el barcelonismo y en el club. más después de ver al chico desenvolverse en los primeros amistosos. Su toque (Xavi llegó a decir que era “el mejor jugador” a balón parado), su manera de girarse para orientarse, un gol en Plzen contra el Viktoria en la Champions. Su talento parecía hecho para tener minutos desde la temporada pasada en el Barça, pero no fue así. Pablo Torre apenas llegó a los 338 minutos y la idea de jugar en el filial tampoco le sedujo demasiado. No era lo que le habían prometido y sólo bajó con el Barça Atlètic en contadas ocasiones.

Internamente, en el Barça hablaron de falta de conceptos tácticos. Debía aprender el modelo de juego. Acostumbrado a ser la figura en el Racing, Pablo Torre había sido un ‘espíritu libre’ en su tierra, donde era ídolo absoluto. Aunque en enero se especuló con una posible cesión al Racing, terminó la temporada en el Barça sin pena ni gloria, ni tiempo para tener más minutos. Había que buscar una solución. Durante unos meses se especuló con que su futuro estaría en el Villarreal, de la mano de Quique Setién, paisano al que le había preguntado alguna confidencia sobre su estancia en el Barça. Sin embargo, terminó en el Girona. Como en el caso de Setién, la idea del juego de Míchel, que pone el balón en el centro del escenario, también le benefiaba. Pablo Torre, sin embargo, tampoco ha tenido oportunidades en el actual líder de la Liga. Apenas ha sumado 123 minutos. Tres ratos de media hora ante Real Sociedad, Las Palmas y Cádiz; y minutos residuales. Míchel ha encontrado la fórmula mágica con Aleix y Yangel. De momento no hay sitio para Pablo Torre y el Barça (Bojan es el encargado de seguirla) observa su cesión con preocupación. El viernes demostró con la Sub-21 que no se le ha olvidado jugar al fútbol. El gol elevará su autoestima.

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