En el nombre del padre

El vestuario del Elche está repleto de apellidos ilustres. En la caseta franjiverde, el fútbol se ha mamado, desde la cuna a la élite. Eder Sarabia es el líder de una plantilla que lleva en los genes el balón. La vida es redonda para muchos jugadores franjiverdes que han tenido la suerte de crecer viendo a sus padres en la cúspide del fútbol. El actual Elche es el de los hijos, el de Eder, Álvaro, Fede, Marc o Rafa. Sus apellidos delatan algunas estrellas de los 80 y los 90.

Eder Sarabia puede presumir de que Manu, su padre, fue leyenda del Athletic. Dos Ligas y una Copa lucieron en las vitrinas de los Sarabia y Eder eso lo tiene grabado a fuego. El pequeño se decantó por los banquillos, donde está escribiendo su propia historia en Primera. Para muchos, Eder es una de las revelaciones de la temporada. “Creció pegado a mi pierna, escuchando conversaciones de fútbol todo el día”, aseguró Manu Sarabia a AS en una entrevista. “Mi padre me ha dicho que está muy orgulloso y que no va a ser el último premio que me den”, afirmó Eder cuando en septiembre recogió de manos de su padre el galardón al mejor entrenador del mes.

En verano, Fede cambió el Inter de Miami por el Elche. Su fichaje retumbó en todo el planeta por su apellido. Otro Redondo volvía a la Liga. El mítico 5 del Real Madrid, con dos Champions y dos Ligas de blanco, cumplía uno de sus sueños, el de ver a su hijo en los estadios en los que tantas alegrías se llevó. A Fede le está costando ganarse la confianza de Sarabia, aunque los consejos que le llegan de casa mantienen su calma. “Mi padre me dice que disfrute y trabaje”, afirma Fede, a quien no le ha temblado el pulso para elegir el número 5, el del mítico Fernando Redondo, el de su padre.

De una estrella argentina a un canchero uruguayo. De eso se habla también en el vestuario del Elche y de eso dialogan Fede Redondo y Álvaro Rodríguez. Y es que el padre del Toro también fue futbolista. Y de los buenos. Daniel Gregorio Rodríguez, conocido como Coquito, fue exjugador de Peñarol que ganó varios títulos nacionales, aunque para la memoria de su hijo quedó la Intercontinental y la Libertadores. Coquito también fue delantero, como Álvaro. La pelea y el carácter viene innatos en los Rodríguez. “Desde que nací, mi padre me puso una pelota en los pies. Él y mi abuela me ponían los partidos del Madrid”, aseguró el delantero del Elche hace pocos meses en una entrevista a AS. El Toro nació en Palamós, uno de los destinos en los que su padre dejó su sello.

Del acento charrúa a Aragón, a casa de los Aguado. Marc, uno de los líderes silenciosos de este Elche, aprendió el oficio en casa. Su padre, Xavier, fue leyenda del Real Zaragoza. El mediocentro vivió la época dorada del club aragonés, con dos Copas del Rey y la mítica Recopa. Curiosamente, Marc nació en el año 2000, meses antes de que su padre levantase otra vez la corona del torneo del KO. Marc llegó con un título bajo el brazo.

Álvaro Núñez o Rafa Mir también han recibido consejos futbolísticos en casa. Sus padres, aunque en equipos más modestos, se dedicaron al fútbol. Carlos Núñez y Magín Mir disfrutan ahora viendo cómo sus hijos juegan en la élite.

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