Empate entre la depresión y la euforia

Un golazo de Carmona frenó la euforia de Osasuna, su semana grande. El Elche, colista y hundido, tiró de orgullo para detener a un equipo lanzado, que aspiraba a colarse en Europa y en vísperas de disputar los cuartos de Copa ante el Sevilla. El partido entre la euforia y la depresión acabó en empate. Y lo hizo de forma justa porque Osasuna y Elche se repartieron un tiempo cada uno. Por insistencia, el equipo de Machín apretó más, pero la primera victoria se le resiste. Nadie sabe cuándo llegará, pero al menos el técnico soriano ha conseguido que su equipo compita y hasta frene dinámicas ganadoras, como la de Osasuna.

El cuadro de Arrasate, renovado por completo respecto a su hazaña copera y con solo dos jugadores en el once del Villamarín, saltó mucho mejor al campo. Chimy Ávila adelantó a Osasuna tras un espléndido cabezazo a centro de Kike Barja. El primer tiempo demostró la inercia rojilla. El Martínez Valero, por momentos, se rindió al dominio visitante. El equipo de Arrasate no tuvo muchas ocasiones, pero sí el control del juego para desquiciar al colista. El tanto de Chimy le puso justicia al primer acto.

El segundo tiempo fue otro cantar. El Elche, que arrancó con una clara ocasión de Boyé en el mano a mano, encadenó varias ocasiones, pero fue Carmona el que se sacó un latigazo para igualar el partido. El equipo de Machín lo mereció por insistencia y fe. Los cambios, especialmente el de Eze Ponce, le mejoraron. Pero la clave estuvo en la mejor versión de su vieja guardia, como Fidel o Mascarell. Entre todos, se fueron levantando hasta arrinconar a Osasuna. El gol, después de varios intentos, todavía le dio más aire al Elche, que apretó hasta el final. Aitor tuvo que aparecer para frenar otro latigazo de Carmona, una jugada de Bigas y un remate tímido de Raúl Guti. El Martínez Valero pasó del enfado a la fe. Muchos despidieron al equipo al grito de “sí se puede”, aunque el colista siga sin ganar.