El volcán Mbappé nunca duerme
Kylian dinamitó el duelo ante el Levante en dos chispazos. En un pestañeo, penalti provocado y marcado y doblete. Anota cada 68 minutos, 1,28 por encuentro.
No estaba, hasta que estuvo. Como el mago que saca un conejo sin esperarlo. De su chistera salieron un penalti provocado y marcado. A lo Panenka, además. Y sin tiempo a pestañear, otro zarpazo. Para ajusticiar a un Levante que soñaba, pero Mbappé les despertó. Fueron dos tantos en dos minutos (64′ y 66′). De pasar de puntillas por el Ciutat al truco final. No necesitó mucho para agitar la varita. Solo Courtois (29) intervino menos que él (46) entre los titulares. Lo suficiente para elevar su contador liguero a siete. Menos presencia, misma pólvora. El volcán Mbappé nunca duerme.
Es el denominador común de un Madrid de victoria perenne (pleno al siete: seis victorias en Liga y triunfo en Champions ante el Marsella). Contra el Levante estaba siendo la noche de otros, hasta que fue la suya. No había enseñado los dientes, no había desequilibrado. Pero en un pispás mandó a los locales a la lona. De la nada, regate que confundió a Elgezabal. Y después de hacer lo propio con Ryan desde los 11 metros le quitó el envoltorio a un caramelo de Güler. Para terminar endulzando sus estadísticas: dos remates a portería (segundo del Madrid), tres ocasiones creadas (segundo), 13 pases completados en el último tercio (quinto), dos regates completados (segundo). Una supernova en el Ciutat.
A gol por hora
Sin ser una noche de campanillas, terminó siéndolo. Una más en la oficina. Como (casi) siempre esta temporada. Solo se quedó sin marcar al Mallorca, que le dejó fuera de juego. Lo demás. Diana tras diana. Hasta esos siete goles en Liga en seis partidos. Hasta los nueve en total, añadiendo el doblete al Marsella a la ecuación. A un ritmo imparable. Prácticamente a gol por hora. Marca cada 68 minutos. Por partido son 1,28 tantos. Casi nada.
El 62,5% del Madrid
Ni siquiera es osado hablar de que Mbappé es medio Madrid. No con los números en la mano. De hecho, con la pura estadística como bisturí, es el 62,5% de los goles blancos esta temporada. Ha marcado nueve y asistido en uno, del total de 16 del conjunto. De algo más de un tercio el curso pasado (participó en el 36,7%) a casi dos en el actual. Su techo hasta ahora es el 55% que firmó en la 2021-22 con el PSG: 39 goles y 21 asistencias. En ritmo de pulverizar al mejor Mbappé, al más decisivo.
¡81 goles!
Ya lleva 53 goles con el Madrid y los ha logrado en 66 partidos. Pero su ritmo actual sonroja al pasado. A esa Bota de Oro (31 tantos en Liga) que apunta a quedarse pequeña. A esos 44 tantos que fueron muchos pero no suficientes. Porque si mantiene el ritmo goleador actual, hablamos de que se iría a los... ¡81 goles! Una barbaridad que implica no descansar y seguir con el mismo olfato. Suena quimérico, como pensar en un doblete en el Ciutat justo antes de erupcionar.
Y es con él mismo con quien compite. “Soy simplemente Kylian”, sonrió cuando le hablaban de su liderazgo en las entrañas del Bernabéu después de ajusticiar al Marsella. Pero ser simplemente Kylian es mucho. Tanto que cada día Cristianea más. Por esos promedios galácticos (el mejor registro del portugués: 61 goles en la 2014-15). Por apariciones como la explosión contra el Levante. Sin necesidad de aglutinar para ajusticiar. Decisivo por calidad y no por cantidad. Como sea.
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