VALENCIA

El vestuario del Valencia alucina con el viaje a Singapur

En el seno del equipo sienten que no era el momento ni el contexto para que la cúpula del club se reuniera con el propietario a 12.000 kilómetros

DAVID GONZALEZ ARENASDiarioAS

Los futbolistas del Valencia, con su cuerpo técnico, compartieron mesa y mantel el pasado jueves a mediodía. La razón del almuerzo no era otra que hacer piña, aunar espíritu colectivo de cara a las cinco jornadas que tienen por delante para evitar el segundo descenso en 104 años de historia del Valencia. Ni tan siquiera miran más allá de Vigo, porque son conscientes que le va la vida en cada partido que les resta por jugar. En ese cónclave en Mas Blayet, ninguna cabeza visible de la cúpula del club estuvo presente. No porque no estuvieran invitados sino sencillamente porque estaban a 12.000 kilómetros de distancia. En Singapur.

El vestuario del Valencia, sus pesos pesados y aquellos con mayor implicación emocional con el escudo, alucina con el viaje de Layhoon Chan, Javier Solís y Miguel Ángel Corona a Singapur. No lo entienden ni lo comparten. Ni era el momento ni el contexto. El trasfondo del viaje les ha hecho sentirse solos de puertas hacia dentro del club y viviendo en una realidad paralela a la de los gestores. No llegan a comprender que no se cancelara (ahí se apunta a la figura de Corona, que entienden es quien debería haber leído qué implicaba para ellos este viaje) y que se hiciera pública. En el vestuario se entiende que el club tiene que “hablar de sus cosas”, si bien, una reunión telemática acota su repercusión y da sensación de rutina, de ahí que a los futbolistas no les inquietara lo más mínimo la videollamada de hace dos semanas con Kiat Lim.

Pero, ahora, el foco mediático desde el pasado fin de semana hasta este viernes que regresan de Singapur se ha fijado en las especulaciones que acompañan a cada una de las reuniones con Peter Lim, esas hojas de ruta salpicadas siempre por la venta de jugadores, que son quienes tienen que sacar hoy al Valencia del fango en el que está metido. Poco o nada se está hablando del Celta de Vigo. Solo el mensaje sincero, contundente y a la vez optimista de Jaume Doménech, en una entrevista en la radio oficial del club, ha recordado en los últimos días lo que hay en juego en las próximas tres semanas.

En el vestuario del Valencia conviven cinco cedidos que no saben qué será de ellos la temporada que viene, dos jugadores que acaban contrato, canteranos que sienten que han perdido un año, otros que no saben si en el futuro volverán al filial o se quedarán en el primer equipo, veteranos con contratos elevados para un Valencia de recortes, referentes jóvenes que saben que están en el escaparate del mercado y un cuerpo técnico sin vinculación más allá del 30 de junio, aunque Baraja y Marchena lo sabía cuándo firmaron y tienen claro dónde está el foco de lo realmente importante: la salvación. Pero claro, cuando los jefes viajan a Singapur para reunirse con el propietario, se entiende que de lo que se habla es de todos esos asuntos contractuales. “Y ahora no tocaba despistarnos con nada de eso”, enfatizan desde dentro.

El mensaje que ha llegado dentro del vestuario por lo difundido del viaje a Singapur también es negativo, porque en esa hoja de ruta se contemplaba dos escenarios: uno con permanencia y otro con descenso. Evidentemente es una realidad que el Valencia está en peligro, los jugadores lo saben perfectamente, aunque lo que menos necesitan ahora es que desde el propio club se contemple con la frialdad de los números ese dramático escenario. “Eso en enero”, se apunta con sutileza desde Paterna para recordar que no llegó ninguno de los refuerzos que decían que iban a llegar con Gattuso. De todos esos pensamientos provocados por el viaje a Singapur han tratado de aislarse esta semana los futbolistas. De ahí su almuerzo del jueves. Ellos solo quieren pensar en el Celta, que lo es todo.

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