El Valencia se pasó el 2022 subido en una montaña rusa

El Valencia ha vivido 2022 subido en una montaña rusa. El año deja imágenes y sensaciones contrapuestas en todos los ámbitos posibles de un club. De Bordalás a Gattuso, de Anil Murthy a Layhoon Chan, de la caravana blanquinegra hacia La Cartuja al vació en Mestalla en la última jornada de Liga, del adiós de Guedes a la llegada de Cavani, de la venta de Carlos Soler a la renovación de José Luis Gayà.

Quizás sea el capitán Gayà quién más y mejor personifica los altibajos emocionales vividos en los últimos meses por la parroquia de Mestalla. Él que lo dio todo por levantar la Copa del Rey y lloró como todo aficionado en Sevilla, que recibió el apoyo del valencianismo cuando su sanción de cuatro partidos y su posterior varapalo del Mundial. Pero es también él quien se vinculó de “por vida” con el murciélago, ‘il capitano’ de Gattuso y con ello simboliza la esperanza en que el Valencia recupere parte de su esencia perdida.

El 3 de marzo, gracias a un gol de Guedes, el Valencia se clasificó para la final de Copa del Rey. Tres años después, el conjunto blanquinegro regresaría a Sevilla, donde había sido tantas veces feliz (Copa de 1999, Liga de 2004 y Copa de 2019). El Valencia de Bordalás eliminó en semifinales al Athletic de Marcelino y la fiesta se coló en el vestuario blanquinegro, dejando imágenes como la de Bordalás fuera de sí celebrando con sus jugadores la que sería su primera final, o las de los futbolistas asomados a los balcones de la Avenida Suecia con miles de aficionados aclamándoles desde abajo. Esa clasificación para la final de Sevilla marcó el devenir de la temporada en Liga, donde empezó a perder fuelle y puntos por la apuesta de Bordalás en rotar a sus jugadores para que llegaran en abril a La Cartuja en plenas condiciones. Esa clasificación, a su vez, también apaciguó, aunque de manera artificial, la ruptura interna -tanto de cúpula ejecutiva como vestuarios- que hacía empezado a gestarse en enero. Pero esa noche del 3 de marzo, el valencianismo fue feliz. Seguramente el día más feliz de todo el 2022.

El 23 de abril el Valencia y el Betis se enfrentaron en la final de Copa del Rey, que se disputó en el estadio de La Cartuja de Sevilla. Pese a jugar en casa ajena, la afición blanquinegra demostró una vez más que ella es la que hace grande al Valencia, con un desplazamiento masivo, un compartimiento ejemplar y un apoyo incondicional de principio a fin de la final, un partido que se resolvió en la tanda de penaltis. El lanzamiento de Yunus Musah entró en la leyenda negra del valencianismo como lo hiciera, salvando las distancias, el de Mauricio Pellegrino en la final de la Champions de Milán en 2001. Ese día el Valencia no solo perdió un título sino también sus opciones de regresar dos años después a Europa. Ese día se confirmó sin aún saberlo el final de la era Bordalás. El postpartido dejó una imagen icónica que captó el fotógrafo de AS David González, la de un desolado José Luis Gayà mirando hacia el fondo donde ni un solo valencianista se había movido de su asiento. Y no se fueron hasta que los jugadores se retiraron al vestuario, dándole su apoyo y reconociendo su esfuerzo en la final.

El 21 de mayo el valencianismo se movilizó contra la gestión de Peter Lim como pocas veces una afición lo había hecho en el mundo del fútbol. El Valencia ese día se enfrentaba al Celta de Vigo en la última jornada de Liga, si bien, el partido será recordado por la imagen de un Mestalla prácticamente vació mientras miles de aficionados se manifestaban en la puerta de Tribuna al mismo tiempo que se disputaba el partido. No era la primera vez que el valencianismo se movilizaba contra la propiedad del club, si bien, sí fue la protesta más simbólica e impactante. Esa imagen dio la vuelta al mundo, llegando también a Singapur, y en los días posteriores tuvo consecuencias.

El 30 de mayo el Consejo de Administración del Valencia notificó a través de un comunicado la salida del club del presidente Anil Murthy. El singapurense dejaba el cargo tras cinco años y un sinfín de gestos, palabras y hechos que potenciaron la crispación social del valencianismo hacia la gestión de Peter Lim, una ruptura todavía presente. El controvertido ejecutivo quedó señalado por unos audios suyos en una comida con empresarios desvelados por Superdeporte y el detonante final para que en Singapur le llamaran a filas, presentando él allí su dimisión, fue la imagen de las gradas de Mestalla vacías mientras jugaba el equipo y los aledaños llenos de aficionados manifestándose contra Lim.

El 9 de junio Gennaro Gattuso fue presentado como nuevo entrenador del Valencia. El italiano sustituía así a Bordalás, a pesar de que el alicantino tenía un año más de contrato. Miguel Ángel Corona fue quien notificó a Bordalás la ruptura, una decisión que en el club se había tomado semanas antes. De hecho, el propio Gattuso reconocía en su presentación que Anil Murthy se había reunido por primera vez con él en Milán pocos días después de la final de Copa del Rey de Sevilla. Gattuso llegó con el sambenito que acompaña por Valencia a todo aquel representado de Jorge Mendes y con acusaciones por parte del ex vicepresidente Miguel Zorío de machista y racista. Pero Gattuso también llegó con una radiografía bastante exacta de los males y necesidades estructurales del club. El italiano supo desde el primer instante ganarse a los empleados, a sus jugadores, a gran parte de los aficionados y también al entorno mediático. Gattuso empezó desde su llegada a ordenar el Valencia valorando el trabajo y valía de su gente.

El 5 de agosto el valencianismo quedó huérfano de otro de sus capitanes ilustres. Roberto Gil fallecía a la edad de 84 años. Decía adiós un hombre de club, una persona que estuvo gran parte de su vida ligada a la entidad de Mestalla. Canterano, capitán, entrenador, secretario técnico… Roberto Gil entraba así en la leyenda del Valencia, un futbolista que ganó dos Copas de Ferias y la Copa de 1967. Otros ex valencianistas que nos dejaron en 2022 son Julián Mares, Manuel Hernández, Navarro Pareja, Macario Fernández, Cristóbal Jericó, Antonio Pastrana y los directivos Baltasar Alemany y Alvin Yeo.

El 17 de agosto el Valencia notificó a través de un comunicado el regreso a la presidencia del club de Layhoon Chan. Además, se anunciaba las salidas inminentes de la dirección de Sean Bai, Joey Lim y Teo Swee Wei, a los que de manera interina se les había potenciado desde Singapur tras la salida de Anil Murthy. Layhoon Chan volvía así, cinco años después, a tomar las riendas de la entidad. Sus cometidos eran reconstruir los puentes destruidos con la afición, que mantiene el minuto 19 como protesta a Lim, aunque en menor grado sonoro que antes, y acercar posturas con las instituciones para llegar acuerdos para la reanudación del nuevo estadio, si bien las tensiones con el Ayuntamiento no han cesado y el tema sigue sin concretarse. Tras cuatro meses desde su vuelta, los principales cambios se están viendo en la forma de gestionar interna y externamente el club, potenciando para ello el rol institucional de directores de departamento como Javier Solís, Inma Ibáñez y Miguel Ángel Corona, cuya figura también ha encontrado el respaldo público y privado de Gattuso. Entre los cambios latentes, los dos viajes a Singapur para reunirse la cúpula del club con Peter Lim, algo que no sucedía desde la época de Mateu Alemany y Marcelino.

El 29 de agosto aterrizaba en Valencia Edinson Cavani, el fichaje que más expectación había despertado entre los aficionados en muchos años. El delantero, a sus 35 años, firmaba por dos temporadas. Su sola presencia en el palco de Mestalla el día del Atlético de Madrid colocaba de nuevo al Valencia en el foco mediático del mercado por una llegada y no solo por ventas, como venía siendo lo habitual en los últimos años. Cavani, hasta la fecha, ha marcado cuatro goles, el primero el 15 de octubre contra el Elche.

El 31 de agosto se cerraba el traspaso de Carlos Soler al París Saint Germain. El Valencia ingresaría 20 millones de euros por uno de sus referentes, que se unía en la casilla de salida a Gonçalo Guedes, por el que el Wolves pagó entre fijos y variables unos 35 millones, un traspaso que se cerró el día que el Valencia se presentaba ante su afición en el Trofeo Naranja, un partido que quedó eclipsado por el portugués. Gattuso perdía con ellos el 50% de los goles que marcó el equipo con Bordalás. Ellos eran las dos últimas joyas de la abuela que tenía que traspasar el Valencia para edulcorar su cuenta de resultados, que a 30 de junio habían dado unas pérdidas de 46 millones.

El 19 de octubre José Luis Gayà firmó su renovación hasta 2027. La continuidad del capitán se celebró por parte de la afición como si de un fichaje se tratara, acostumbrada como estaba a ver desfilar uno tras a otro a los buenos futbolistas en los últimos años. La renovación de Gayà, que no olvidemos acababa contrato el 30 de junio de 2023 y por lo tanto estaba a pocas semanas de poder negociar con quién quisiera y por cuánto pidiera, es a su vez un respaldo al proyecto de Gattuso, porque como el propio Gayà reconoció en el acto de presentación del acuerdo: “En mayo tuve dudas de continuar”. Gayà no es la única renovación cerrada en los últimos meses, aunque sí la más simbólica. Junto al capitán, han ampliado vinculación: Jaume Doménech, Hugo Guillamón y Mamardashvili, llamado a ser uno de los mayores aciertos de la historia del Valencia.

El 31 de octubre el Valencia homenajeó a David Villa en la previa del partido contra el Barcelona, en otra prueba más del sentimiento de pertenencia de la afición blanquinegra. Miles de aficionados se agolparon en la Avenida Suecia para presenciar el instante en el que el Guaje desplegaba su lona de leyenda en la fachada de Mestalla y todo el estadio aclamó al asturiano cuando realizó el saque de honor. El homenaje a Villa tenía también su dosis de simbolismo por los tiempos vividos, porque había sido un acto que tuvo que ser suspendido por la pandemia y tampoco había sido habitual en los últimos tiempos de gestión de Anil Murthy que leyendas quisieran acercarse a la entidad.

El 12 de diciembre la Junta de Accionistas del Valencia aprobó el nombramiento de Kiat Lim, hijo de Peter Lim, como nuevo consejero de la entidad. Se convertía así en la primera persona de la familia Lim con cargo expreso en el club desde que Meriton Holdings -sociedad de Lim- se hiciera con el paquete mayoritario de acciones en 2014. “Si Peter Lim quisiera vender, Kiat no estaría aquí”, remarcó Layhoon Chan respecto a las intenciones del máximo accionista y la incorporación de su hijo en la cúpula consultiva del club. Kiat Lim, que había presenciado en Sevilla la final de Copa, estuvo presencialmente en la Junta de Accionistas y aprovechó sus días de estancia en Valencia para reunirse con Gattuso, visitar las obras del nuevo estadio y tener una toma de contacto protocolaria con el alcalde Joan Ribó.