El Valencia baila al Betis bajo la lluvia

Gattuso viajará este viernes a Singapur con una victoria holgada bajo el brazo y 19 puntos en su casillero, que no son todos los que quisiera tener el italiano a estas alturas pero que le sirven para “escuchar” a Peter Lim con mejor cara de la que tenía tras las anteriores cinco jornadas. La piña que propuso Gattuso a sus futbolistas en el círculo central tras el encuentro era de celebración, alivio y unión. El Valencia se impuso con autoridad a un Betis que acusó las bajas y el desgaste que le provocó el derbi contra el Sevilla. Los goles de André Almeida, Hugo Guillamón y Kluivert golpean la autoestima bética e impide a los de Pellegrini ver qué sucede en Qatar desde puestos Champions.

El Valencia se asentó mejor que el Betis en el partido, que tenía en Sevilla al 88,2% de sus 17 goles (Fekir, Borja y Juanmi). Gattuso introdujo al menos un cambio en cada línea (Cenk, Nico, Castillejo y Hugo Duro), aunque el que venía con un tetris del derbi contra el Sevilla era Pellegrini, que optó por dar galones de titular por primera vez a Juan Cruz y por William José, además de Rui Silva, Víctor Ruiz y Luis Henrique.

Lo dicho, el Valencia arrancó luciendo más Su problema durante toda la primera mitad es que le faltó último pase y definición. Intentar lo intentó, bastante además. Con Gayà, Lino, Yunus, Hugo Duro, Castillejo… pero como si pides un taxi en la calle principal con las manos en los bolsillos. Así, Rui Silva solo sufrió de veras en sendos remates desde la frontal de Castillejo y en otro que repelió el palo de Yunus, que al igual que Gayà parecía vacunado de ‘mundialitis’.

El Betis salía de la cueva a cuentagotas y solo lo hacía cuando Canales aparecía. Al cántabro se le veía de lejos que era el mejor de cuantos había en el césped, aunque fueron pocas sus intervenciones. Pero en una de ellas se generó la mejor y realmente única ocasión verdiblanca, un disparo de Juan Cruz tras pase de William José que obligó a Mamardashvili a lanzarse al césped cual surfista entrando al agua.

Al descanso se puso a llover como lo hace por Valencia de vez en cuando. En abundancia y a mala leche. El Betis empezó a entrar más en contacto con el balón y el Valencia, a encontrar espacios al contragolpe. Pellegrini, con miras a que el desgaste físico acumulado no le privara de los metros que le estaba arrebatando a Gattuso, cambió de golpe su doble pivote: Rodri y Paul por Carvalho y Guido. Pero fue entonces cuando llegó la expulsión de Edgar, que en 9 minutos vio dos amarillas, una por cortar en seco a Hugo Duro, otra por hacer lo mismo a Castillejo.

La expulsión y el gol de Almeida fue un todo a la vez. La ejecución de falta del portugués fue magistral. La influencia de este chico, que llegó a Valencia con el sambenito de ser de Mendes, va a más cada semana. Y tiene 22 años. La celebración de todos los blanquinegros fue de gol que se necesita como el agua que estaba cayendo, a destacar el rodillas a suelo de Castillejo, otro de esos futbolistas que son padre como Cavani.

El Betis de repente, se veía con uno menos y por detrás en el marcador. Pellegrini sacó a Pezzella para recomponer la línea y al menos mantenerse vivo hasta el final sin encajar otro gol. Pero el Valencia olía sangre y, esta vez sí, interpretó a la perfección que lo que tenía que hacer, que era seguir con su asedio. Y así llegó el penalti cometido sobre Kluivert y que transformó Hugo Guillamón, uno de tantos futbolistas españoles que esta noche soñará con Luis Enrique. Ahí se acabó el partido en su concepto competitivo, porque el Betis tiró la toalla, aunque hubo tiempo para que Kluivert endulzara la victoria y recuperara la alegría en el públido de Mestalla.